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La imagen más negativa para la oposición

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Ningún grupo reivindicó los ataques en el centro de Damasco, pero hasta el momento el único con capacidad de acometer estas acciones ha sido el Frente Al-Nusra, que desde su irrupción en la guerra siria el 24 de diciembre de 2011 ha ido creciendo hasta ocupar la primera línea de combate frente al régimen. Sus brigadas fundamentalistas dominan amplias zonas fuera del control del Gobierno central en Alepo o Idlib y recientemente protagonizaron la captura del aeropuerto militar de Taftanaz, el más importante del norte del país.

Damasco se resiste al levantamiento armado. El régimen ha reforzado la presencia militar y paramilitar en torno al centro, pero no ha sido capaz de frenar a Al-Nusra, cuyo ataque reivindicado más sangriento fue en mayo contra una sede de la seguridad en Qazaz. Fue la tarjeta de presentación según los patrones marcados del Estado Islámico de Irak (brazo de Al-Qaida en el país vecino) y encendió las alarmas en Occidente sobre la deriva de la oposición agrupada bajo el paraguas del Ejército Sirio Libre (ESL). Pese a defender que sus objetivos son las fuerzas de seguridad, las acciones más importantes de esta organización y las numerosas brigadas surgidas bajo su inspiración, como Liwa Al-Islam, han costado la vida a cientos de civiles.

Publica sus actividades en Internet y usa la Red para captar a combatientes extranjeros y convertir a los sirios a la yihad contra «el enemigo alauí» (secta a la que pertenece el presidente) y sus «agentes chiíes» (alusión a Irán, último socio regional de Siria). Su entrada en escena ha resultado tan efectiva en el plano militar como contraproducente para la imagen de una oposición política en el extranjero que después de estar dos años atribuyendo al régimen atentados como los de Damasco, ahora no es capaz de lanzar tan tajantes acusaciones porque no controla a Al-Nusra ni a sus brigadas.