El destierro de las palabras
Fue una noche de derroche y austeridad a partes iguales, de excesos de pedrería y también del recurrido negro y el desacertado rojo Enseñar hombros ya no está de moda, ahora se llevan los escotes pronunciados
MADRID.Actualizado:Uno se viste de verde cuando va de caza para intentar camuflarse. Y, por las mismas, se supone que una se viste de rojo cuando va a pisar una alfombra roja para intentar pasar inadvertida. Otra cosa no se entiende. Y sí, el rojo volvió a ser uno de los colores más repetidos en la gran noche del cine español. Claro que, ahora, cuando comiencen a conocerse los nombres de las mejor vestidas, todas las que apostaron por este tono quedarán en el olvido. Elegantes, seguro, pero cuando una se viste para ser vista hay que dejarse ver. Negro también lo tienen las que con negro riguroso pretendían brillar en los Goya. Una noche, por cierto, de mucho oro y plata, de vestidos metálicos, llenos de pedrería, lentejuelas y sí, por fin, de destierro a los palabras de honor. Se acabó lo de enseñar hombros. Ya no está de moda, a juzgar por lo que en las semanas previas muestran las pasarelas y anoche reivindicó el firmamento cinematográfico español.
Lo que ahora se lleva son los escotes en uve, pronunciados, pronunciadísimos, y no mostrar brazo. Aunque, claro, como en botica, hubo de todo. Fue quizás una de las noche de más contrastes que se recuerdan, en las que sobriedad y atrevimiento desfilaron casi por igual. Amaia Salamanca, de las más madrugadoras, acaparó elogios y alguna críticas. La chica es guapa y guapa va a estar siempre, pero su Zuhair Murad no explotó todo su potencial. Todo lo contrario que le sucedió con Paula Echevarria. De verde, el diseño de Dolores Promesas solo podía ser para la mujer de Bustamante. Chapeau. Claro que no deslumbró tanto como Goya Toledo y su Elie Saab dorado, a quien se la veía a distancia.
Y si hubiera que quedarse con dos o tres más, habría pocas dudas de que una de ellas tendría que ser Maribel Verdú. Tiene tantas tablas y parece tan de vuelta de todo que fue de las pocas que apareció con una capa para resguardarse del frío. Escondía debajo de ella un Raf Simon para Dior de cuerpo negro y falda blanca con grandes flores que, directamente, la encumbró. Del mismo diseñador vestía su hijastra en Blancanieves, Macarena García, de discretísimo rojo, dígase de paso.
Y otra de ellas debería ser Nieves Álvarez, que hizo el papel de su vida sobre la alfombra. Era su primera gala. Lució un alta costura de Stephan Rolland de falda blanca de corte sirena, cuerpo negro y una lazada roja que prendía del pecho. Sobresaliente.
Parecidos razonables
Bien, sin más, se vistieron Aida Folch, con un Armani negro; también Belén Rueda, de negro Carolina Herrera NY, o Ángela Molina y Aitana Sánchez Gijón, de negro Lorenzo Caprile ambas. Hasta se rumoreó que iban igual vestidas. El parecido era razonable. Bueno, en realidad era el broche (una lo lucía en el pecho y otra en la cintura) el que daba similitud a los modelos.
En la pasarela, el toque azul lo pusieron en la alfombra Eva Hache, que lució hasta seis vestidos diferentes (por cierto, con el que inició la gala, firmado por Nicholas&Atienza, se vio el miércoles pasado sobre la pasarela de Nueva York), y Loles León, de Manuel Fernández; de blanco inmaculado María León, de Gucci, y Candela Peña, de Davidelfín. Y de blanco roto, una reina, Isabel la Católica, léase Michelle Jenner, con un Andrew GN con el que se coronó en una noche de lluvia y... de estrellas.