El Pentágono se queda sin líder
Leon Panetta deja el cargo sin que el Senado haya dado aún el visto bueno a Chuck Hagel como su sucesor
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLeon Panetta se fue ayer a su hogar de California y nadie sabe si volverá a sentarse en su despacho de Washington. Según el líder del Senado Harry Reid, el país se ha quedado sin secretario de Defensa que lidere al Ejército más poderoso del mundo. Panetta seguirá manteniendo el título hasta que haya un sucesor; la cuestión es si volverá a ejercerlo cuando pase el puente del Día del Presidente, que EE UU celebra este fin de semana, o Barack Obama podrá enviar a un nuevo secretario de Defensa a la cumbre de ministros de la OTAN, que tendrá lugar la semana que viene en Bruselas. «El mejor regalo de San Valentín sería permitir que (mi mujer) Sylvia y yo nos vayamos de una vez de esta ciudad», dijo ayer Panetta al rendir homenaje a Hillary Clinton, que repareció para el acto dos semanas después de dejar la Secretaría de Estado.
«Con un poco de suerte, en unos pocos días tendré una sonrisa tan amplia como ella», deseó. «Yo he recogido las cosas de mi oficina, Sylvia las ha recogido de nuestra casa... Estamos listos para irnos». La culpa de este confuso vacío de poder es del Partido Republicano, que se ha negado a confirmar al correligionario que Obama ha elegido para sustituir a Panetta. Chuck Hagel, de 66 años, es un conservador de hueso colorado, héroe de Vietnam, que se distanció de su partido a partir de la guerra de Irak y apoyó a Obama durante su campaña presidencial, en detrimento del que fue su gran amigo y compañero de partido John McCain. Algo que éste nunca le ha perdonado y le ha hecho pagar con un agresivo interrogatorio en el Comité de Servicios Armados que supervisó su nominación. «Su comparecencia ha sido la peor que haya visto nunca de ningún nominado», espetó.
Con toda su su bilis, McCain es el menor de los problemas a los que se enfrenta Hagel. El primero es el senador Lindsey Graham, amigo y aliado de McCain, que ha cogido a Hagel como rehén hasta que la Casa Blanca le facilite información detallada sobre la actuación del presidente la tarde en que fue atacado el Consulado de EE UU en Bengasi. Graham quiere probar que Obama actuó de forma negligente al no dar la suficiente importancia al ataque que costó la vida a un embajador estadounidense por primera vez en más de 30 años. Su excusa es que Hagel no está preparado para el cargo porque no supo contestar a las respuestas de los senadores durante la audiencia de confirmación. «No voy a permitir que nos lo metan a la fuerza», prometió.
Hagel todavía tiene un enemigo peor. El joven texano Ted Cruz, recién llegado a la cámara con el apoyo de los extremistas del movimiento del Tea Party, le ha exigido que entregue información confidencial de todas las empresas a las que ha asesorado o le han contratado para dar discursos, algo que a menudo está fuera de su alcance.
Crispación en el Congreso
Parecía que, superada la resistencia del comité que envía la nominación al pleno del Senado, a Hagel se le abría el camino, ya que los demócratas cuentan con 55 votos en la cámara y solo necesita 51 para la confirmación. Sin embargo la oposición ha decidido recurrir al 'filibusterismo', que les permitiría hablar eternamente para impedir la votación salvo que una mayoría absoluta ponga fin al bloqueo. Es la primera vez que ese proceso se utiliza para impedir la confirmación de un miembro del Gabinete, lo que ha asustado a McCain, defensor de las instituciones.
El senador de Arizona advirtió a sus colegas que sientan un precedente muy peligroso que puede ser utilizado en el futuro contra un presidente de su propio partido, pero el ambiente es tan crispado en este Congreso que sus consejos han sido desoídos. Hoy el líder demócrata del Senado forzará una votación para poner fin al bloqueo sin saber si obtendrá los 60 votos que necesita -ayer Reid sólo contaba con 58, tal vez 59-. Si los gana, Hagel será confirmado el sábado o el lunes como el primer miembro de gabinete en la historia que necesitó 60 votos para el cargo. Si lo pierde, Panetta tendrá que volver a su despacho de Washington.