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Monseñor Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, uno de los electores del nuevo Papa. :: NURIA GONZÁLEZ
Sociedad

«El reto del próximo Papa es la nueva evangelización, crear un espacio de diálogo»

Carlos Amigo Cardenal arzobispo emérito de SevillaDestaca «la valentía» de Benedicto XVI por haber afrontado cuestiones como los casos de pedofilia y el diálogo con otras confesiones

JESÚS BOMBÍN
VALLADOLID.Actualizado:

Su cotidianidad se ha visto alterada por llamadas telefónicas, peticiones de entrevistas y de asistencia a platós de televisión. El tiempo de Carlos Amigo (Medina de Rioseco, 1934) está tan tasado como los días que faltan para que asista al cónclave de 117 electores junto a otros cuatro españoles. Participó en el cónclave de 2005 del que salió elegido Benedicto XVI y acude ahora al Vaticano convencido de que el escogido será «una persona con valores espirituales muy grandes».

-¿Qué balance hace del pontificado de Benedicto XVI?

-A Benedicto XVI se le ha considerado con un enorme caudal de conocimientos, es un Papa que tuvo que asumir una serie de retos ante problemas que tenía la Iglesia. Después de un larguísimo pontificado de Juan Pablo II con su indudable carisma, llegaba un Papa de gestos muy sencillos, de palabras cortas y claras, que aparentemente pasaba como de puntillas por las cosas y, sin embargo, vemos que ha asumido problemas tan grandes como la cuestión de la conducta moral de algunos sacerdotes, la pedofilia, la organización interna del Vaticano... Creo que su magisterio es inmenso por la importancia y el contenido de encíclicas y exhortaciones pastorales. Y algo que nos ha fascinado son sus homilías.

-¿Se marcha el Papa por la falta de fuerzas o pesa también esa acumulación de asuntos espinosos?

-Todas estas cosas naturalmente que pasan factura de preocupación, de trabajo, de esfuerzo, pero es una factura no digo que fácil de pagar, pero con la que hay que contar siempre en un puesto dirigente, y mucho más en un Papa de toda la Iglesia universal. Lo ha asumido con mucha valentía y ha sabido ir pagando esa factura con disposiciones para que no se volvieran a repetir ese tipo de casos. Fíjese usted, por ejemplo, lo que ha supuesto la relación con otras confesiones, que también se han vivido momentos muy tensos, y cómo asumió todo aquello de Ratisbona, se fue a Turquía, a Oriente Medio ... Si tenemos un problema con el islam vamos a acercarnos a su casa a hablar con las personas que allí viven. Qué duda cabe que todo esto causa esa natural factura. No es que haya dimitido por estos asuntos; él lo ha dicho con un adverbio que quizás ha pasado desapercibido: Adecuadamente. «Yo no puedo servir adecuadamente». El Papa, no es ningún secreto, tenía alguna cosilla de corazón, y se veía de un día a otro cómo estas cosas propias de la edad se agravaban en una persona también en constante movimiento.

-¿A qué retos se enfrentará el futuro Papa?

-Es imprevisible. Los acontecimientos se suceden con tal rapidez... El reto que tiene el nuevo Papa es el de la nueva evangelización, este grandísimo proyecto que ya puso en marcha Benedicto XVI, y que ha supuesto estructuras nuevas en la curia vaticana. En la Iglesia tiene que haber también un espacio para el diálogo con otras religiones, con los ateos, y entre todos tenemos que acercarnos a los problemas que tiene la gente. Este Papa ha sido muy positivo en escuchar a los demás.

-¿En función de qué criterios decidirá usted en el cónclave?

-El criterio siempre lo marca lo que el Espíritu Santo nos inspire. Ahora, naturalmente, el Espíritu Santo nos habla pero nos habla también por los acontecimientos, el conocimiento de las personas, pero sobre todo pensando que sea un Papa que sirva a la iglesia como la Iglesia tiene que ser servida. Por supuesto, debe ser una persona que tenga unos valores espirituales muy grandes, muy grandes, muy grandes. El Papa no es un técnico, ni un tecnócrata ni un estratega para solucionar problemas o avanzar en un sentido humano de las cosas, no, no. El Papa es un hombre de Dios que busca la voluntad de Dios y que trata de llevarla a los asuntos de cada día.

-¿Qué deberá hacer el nuevo Papa ante los retos del mundo actual?

-La herencia de Benedicto XVI es grande y precisa. Él habló de Europa en varios documentos y tenemos líneas de actuación bien marcadas. Hay documentos que no se han leído lo suficiente, como los mensajes para el Día de la Paz. En su encuentro de Navidad con los embajadores ante la Santa Sede trazó una visión universal de los problemas, cómo podíamos enfocarlos, de cómo a esta comunidad humana nos corresponde servirla. Esos problemas son situaciones que tenemos que afrontar no tanto como cargas insoportables, sino como estímulos.