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Un paso más al descrédito

La Inspección da alas a las sospechas de los trabajadores de UGT de que fueron despedidos por venganza

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La reforma laboral ha cumplido un año. Al aniversario nadie invitaba a tarta porque no está el panorama para alegrías. Quizás faltó valor en el Gobierno para reconocer en su momento que con esta medida se pretendía modificar el mercado de trabajo, con el objetivo de hacerlo más atractivo de cara a los inversores, pero que durante la transición a la normalidad, la sangría laboral iba a ser horrible, como está siendo. Quizás tampoco fue el momento de entrar en esas reformas con un país en recesión; como también se debate si las medidas de ajustes no deberían haberse mezclado con las incentivadoras para no gripar los motores económicos. De lo que nadie duda es de que la aplicación de esta reforma fue respondida con el rechazo absoluto de los sindicatos. Sin embargo, llegado el momento, aquellos que han recibido más dinero público, no les ha temblado el pulso ni los rostros se han caído de pura vergüenza cuando con una mano levantaban la pancarta y con otra firmaban despidos aplicando la reforma laboral a sus trabajadores.

En un nuevo capítulo del culebrón de UGT Andalucía conocemos que la Inspección de Trabajo de Cádiz detecta irregularidades en el proceso y una de las anomalías que menciona es la selección del personal afectado por los despidos o las reducciones forzosas de jornada anual. Este argumento no suena a nuevo, ya son muchos los trabajadores que denuncian que en sus empresas han aprovechado la aplicación del expediente para ajustar viejas cuentas. Un argumento que reprueban los sindicatos a la hora de criticar el ERE del Ayuntamiento de Jerez, por poner un ejemplo. Y luego se preguntarán por qué pierden afiliados.