Manifestantes en El Cairo lanzan piedras contra la Policía egipcia, que intenta dispersarlos con cañones de agua. :: KHALED DESOUKI / AFP
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La oposición desafía de nuevo a Mursi

Dos años después de la caída de Mubarak, miles de egipcios se echan a la calle para desear la misma suerte al presidente

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Dos años después de la caída de Hosni Mubarak, los gritos que entonces celebraron la marcha del dictador y el comienzo de una nueva era se han tornado hoy en lamentos de decepción y clamor contra las nuevas autoridades del país. Varias miles de personas recorrieron ayer el centro de El Cairo para rememorar el segundo aniversario del derrocamiento de Mubarak y desear al actual presidente, Mohamed Mursi, la misma suerte.

Las protestas pacíficas acabaron, sin embargo y como viene siendo habitual, sumidas en una espiral de enfrentamientos entre grupos de encapuchados y las fuerzas de seguridad en los alrededores del palacio presidencial, donde un centenar de jóvenes tiraron piedras y cócteles molotov, que la Policía trató dispersó con gases lacrimógenos y chorros de agua, lo que provocó decenas de heridos. Grupos de enmascarados bloquearon también las vías del metro y se enfrentaron a varios viajeros, así como cortaron el tráfico en alguno de los puentes más transitados de la capital, algo que viene sucediendo en todas las últimas convocatorias de protestas. La tensión social entre islamistas y laicos que se agravó a finales del año pasado con la aprobación de la nueva Constitución, ha dejado ya más de 60 muertos en los últimos meses, mientras la clase política abraza posturas irreconciliables.

Los manifestantes, convocados por una decena de partidos y formaciones políticas, recorrieron el centro de la capital hasta la plaza Tahrir y el palacio presidencial lanzando eslóganes contra el presidente Mursi, los Hermanos Musulmanes y el ministerio del Interior. La decepción por las políticas emprendidas hasta la fecha y la sensación de que el país no ha avanzado desde la caída de Mubarak han hecho mella en una parte importante de la población.

Abusos sexuales

Lejos del espíritu de hace dos años, las manifestaciones se han convertido en un lugar inseguro para las mujeres, muchas de las cuales han sufrido abusos sexuales y violaciones en la misma plaza Tahrir en los últimos meses, crímenes impunes hasta la fecha. A pesar de ello, ayer, el Comité de Derechos Humanos del consejo de la Shura, que ejerce actualmente el poder legislativo, culpó de su propia suerte a las mujeres que acuden a manifestarse. Un miembro del partido de los Hermanos Musulmanes incluso llegó a decir que «las mujeres no deberían mezclarse con los hombres en las manifestaciones» y sugirió espacios separados para las féminas en Tahrir ya que "¿cómo puede el ministerio del Interior proteger a una señora que está rodeada de hombres?», se preguntaba Reda al Hefnaui.

Un miembro del partido salafista Al-Nur, Salah Abdel Salam, aseguró que «la mujer carga con la ofensa cuando elige protestar en lugares llenos de matones» y otro de la formación Al-Asala, también salafista, remató al señalar que «las mujeres a veces provocan la violación al ponerse en situaciones que las expone a la violación», dijo Adel Afifi.