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Y de propina... al paro
Chelsea Welch, una camarera de Misuri, es despedida por divulgar la nota que una clienta dejó escrita en la cuenta
Actualizado: Guardar«Si a Dios le doy el 10%, ¿por qué tú te vas a llevar el 18%?». El tono desafiante de aquella nota manuscrita en una cuenta de 34 dólares con 93 céntimos (unos 26 euros) ya barruntaba problemas. Pero Chelsea Welch, una universitaria que hasta hace unos días trabajaba como camarera en un restaurante de la cadena Applebee's en San Luis (Misuri), jamás imaginó que fotografiarla con su móvil al final de la noche y subirla a las redes sociales para echar unas risas le iba a costar su empleo. El asunto no parece menor cuando se ha seguido con atención en los informativos de Estados Unidos, abriendo el debate sobre la obligatoriedad de dejar propinas en sus restaurantes.
Porque todo este lío se inició a cuenta de las propinas, las famosas 'tips', con las que los camareros tratan de completar con dignidad un sueldo miserable que, en el caso de Applebee's, ronda los tres dólares y medio a la hora (2,6 euros). El americano de a pie ya sabe que son las reglas (no escritas) del juego y está acostumbrado a que en la cuenta aparezca un espacio reservado para un extra del 15, del 20 o del 25% del importe global, en función de su nivel de satisfacción por el servicio. De hecho no es raro ver a un camarero perseguir a un cliente hasta la calle para recordarle que, seguramente por un descuido (no hay que perder la cortesía) se le ha 'olvidado' aflojar la propina.
El enfado de la reverenda
Pero a Alois Bell, una mujer que se gana la vida como pastora-reverenda en una de las muchas iglesias aconfesionales de Misuri, no solo no se le pasó por alto, sino que quiso dejar bien claro su fenomenal enojo con lo que ella consideraba un abuso. La cuenta de su cena había ascendido a 34,93 dólares, incluida la propina establecida en el 18%. Alois pidió un bolígrafo y con el mismo ímpetu anotó en el ticket 'I give God 10%. Why do you get 18', la frase en inglés con que arranca este reportaje. Y quizá, para demostrar la pureza de su mensaje (el famoso diezmo), añadió junto al importe la palabra 'pastor', dando a entender su vocación religiosa.
A Chelsea Welch, que obviamente no es feligresa de la reverenda Bell, la nota se la enseñó un compañero de trabajo. Al principio le pareció un poco ruin que alguien jugara así con sus sueldos, pero luego se lo tomó con humor. Hizo la foto al ticket garabateado y la subió a las redes sociales porque pensó que sería divertido «compartirla con la gente».
Pero ya se sabe cómo son los caminos de internet... y el asunto enseguida derivó en miles de comentarios, hasta el punto de que la indignada pastora reconoció su nota manuscrita y envió una carta a la dirección de Apleebee's exigiendo la cabeza de todos los camareros que habían participado en 'el complot', precisando también que quería el inmediato despido tanto de los jefes que estaban esa noche de servicio como los que se encontraban en casa. Un disparate. Y sin embargo, los dueños del restaurante, tal vez advertidos de los dólares que podían perder si un buen abogado les buscaba las cosquillas legales al abrigo de la supuesta violación de la privacidad de un cliente, decidieron despedir a Chelsea. La joven universitaria, que se pagaba los estudios con jornadas de doce horas los fines de semana, ha contado su historia, no tanto para desahogarse contra su verdugo, sino para llamar la atención sobre lo necesitados que están los camareros de esas propinas que a ella le han conducido al paro.