El sueño de los justos
Actualizado: GuardarDicen que la memoria es lo único que nos permite recordar el pasado para no repetir los mismos errores en el presente. Además, la memoria es nuestra compañera vital, una facultad que nos hace ser quién somos y la encargada de almacenar las experiencias y los recuerdos que conforman nuestra personalidad, nuestro yo. Quizás por eso, una de las enfermedades más temidas sea el alzhéimer, un trastorno que nos conduce por el camino de la demencia robándonos poco a poco la razón, la memoria y del sentido de la orientación.
Hace un par de días se hizo público que por fin, se iniciaban las obras de construcción de la nueva sede de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz. Un edificio de 19.000 metros cuadrados que se edificará sobre un yacimiento con restos funerarios de los siglos V-IV a. C. de la época de los faraones. También se han descubierto varias tumbas de la época romana. En vista de estos hallazgos, parece que el solar ya era valorado y estaba muy concurrido desde tiempo inmemorial, y es que su ubicación no es nada mala. Está cerquita de las Puertas de Tierra, tiene acceso a la Avenida y a la calle Acacias, también se encuentra a un paso del paseo Marítimo... Claro está, que esto no lo sabían los antiguos moradores del inmueble. Esperemos que no sea una señal premonitoria, un aviso de lo que puede llegar a convertirse el proyectado edificio que cuenta con 32 millones de presupuesto y que llegará a tener hasta ocho alturas. Sería todo un varapalo descubrir, al cabo de unos años, que la nueva Subdelegación ha recuperado su estatus de recinto funerario y que sigue la estela de otros equipamientos de la ciudad que se quedaron en el aire.
No resulta complicado recordar proyectos que poco a poco han ido cayendo en el olvido porque nunca se acometieron por falta de dinero, falta de acuerdos, falta de permisos y ausencia de voluntad. Entre esas estructuras que viven el sueño de los justos están la Escuela de Náutica, el Museo de Arqueología Subacuática, Valcárcel, la Residencia del Tiempo Libre, la Ciudad del Mar, el Olivillo o el Colegio Mayor Beato Diego. Por todas ellas, y por las que permanecen en el olvido, recuperemos la memoria para no tener que inscribir en una lápida «Descanse en paz».