Los conflictos de Sudán del Sur, el último de los Estados creados en el mundo, con sus vecinos de Sudán estrangulan su economía. :: S. PRICE / EFE
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El precio del hambre en Sudán del Sur

Más de un centenar de personas, la mayoría mujeres y niños, fallecen en el brutal asalto a un convoy de ganaderos que transportaban sus reses

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Más de cien personas murieron el pasado viernes en el asalto de un convoy de ganaderos que transportaban sus reses dentro del Estado de Jonglei, en Sudán del Sur. El ataque fue perpetrado por milicianos del rebelde David Yau Yau, de etnia murle, mientras que las víctimas, en su mayoría mujeres y niños, pertenecían a la comunidad lou nuer y se desplazaban escoltadas por fuerzas del Ejército. En la emboscada perecieron también catorce soldados y, según fuentes militares, unas quinientas personas que formaban parte del colectivo permanecen todavía en paradero desconocido.

La violencia intertribal, motivada por el control de pastos, manantiales y ganado, constituye un problema ancestral de la zona. Las luchas implicaban el robo de las cabañas, asesinatos y secuestros, pero, en los últimos años, las disputas han adquirido mayores dimensiones por la proliferación de armas automáticas y la aparición de caudillos que instrumentalizan estos enfrentamientos para levantarse contra el Gobierno de Juba.

El caso de Yau Yau es un ejemplo de dicha situación. Este antiguo estudiante de teología se alzó en armas contra la joven república africana tras perder los comicios de 2010, en los que aspiraba a un escaño en la asamblea provincial y recabar el apoyo de los murle para sus aspiraciones políticas. Aunque consiguió llegar a un acuerdo con el partido gubernamental, que le concedió el grado de general, ha protagonizado una nueva rebelión apoyado por la misma comunidad, también hostil a la Administración por sus expeditivas campañas de requisa de material bélico.

Convulsión política

Los primeros dieciocho meses de vida de Sudán del Sur están marcados por la convulsión política. El último de los Estados creados en el mundo está considerado uno de los más pobres, a pesar de sus ingentes recursos minerales y agrícolas. Sus conflictos con Sudán, a través de cuyos puertos exporta petróleo, han estrangulado su economía impidiendo el desarrollo económico y la puesta en marcha de las mínimas infraestructuras públicas. Además, la corrupción de la elite, denunciada por el presidente Salva Kiir, ha esquilmado las arcas centrales.

Las matanzas indiscriminadas se han sucedido a lo largo de 2012 principalmente en Jonglei, donde habitan diversas tribus. En enero, los guerrilleros lou nuer provocaron una masacre de más de 3.000 individuos de adscripción murle, muchos de los cuales murieron ahogados. Tan solo un mes más tarde, en el Estado de Unity, una reunión entre líderes tribales para dirimir pacíficamente estas pugnas desembocó en tragedia cuando los respectivos guardaespaldas comenzaron un tiroteo. Treinta y siete personas murieron sin que se conozcan las causas del enfrentamiento.

Las recientes hambrunas, impulsadas por la sequía, han agudizado la hostilidad ancestral y la presión sobre los recursos naturales. Las disputas entre Sudán y Sudán del Sur también parecen influir en este conflicto. El Gobierno de Jartum retuvo el Estado de Kordofán del Sur, proclive a unirse con la nueva entidad, lo que ha provocado la aparición de una guerrilla favorable a su segregación que cuenta con apoyos de Juba. Esta situación se contrarresta con el velado respaldo que el norte proporciona a los líderes rebeldes que han surgido en los últimos tiempos al otro de la frontera. Los dos países han protagonizados choques directos como los que tuvieron lugar el año pasado en torno a la zona de Abiyei, rica en crudo y reclamada por ambas partes.