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Los chicos del taller durante una de las sesiones con su monitora, Estefanía. :: L.R.
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Preparados para la vida

Chicos con discapacidad aprenden a valerse solos en Apadeni

LOLA RODRÍGUEZ , elpuerto@lavozdigital.es
| EL PUERTO.Actualizado:

Anabel, de 32 años, apenas sabía leer cuando comenzó a asistir al taller de autonomía de Apadeni. Había pasado la mayor parte de su tiempo en casa sin poner en práctica esta y otras destrezas imprescindibles para defenderse en el día a día. Ahora no sólo lee con soltura, también sabe elaborar su propio currículum a ordenador, tal y como ha aprendido en el taller de autonomía que la Asociación de Padres de Niños con Discapacidad Intelectual ofrece en su sede de la barriada del Tomillar.

Tienen entre dieciocho y treinta años, la mayoría con Síndrome de Down, pero conforman una decena de chicos y chicas muy heterogénea. Cada uno ha tenido una trayectoria académica y un tratamiento y proceden de familias distintas en los que se les ha educado en hábitos y responsabilidades diferentes. Pero todos tienen en común una cosa: la necesidad de ser autónomos, de valerse por sí mismos en una nueva etapa de sus vidas, la de adultos, en la que no pueden contar con los suyos para todo.

«Desde prepararse la comida y mantener limpia su habitación, hasta saber coger un autobús, ir al banco o a buscar trabajo». Estefanía es la monitora de estos chicos, que terminaron su etapa escolar y necesitan continuar su formación en otros ámbitos para abrirse puertas y desarrollar su autonomía. «La evolución es acelerada. A poco que los estimules, se motivan y cogen confianza en ellos mismos para desenvolverse en sociedad». Cada mañana trabajan conforme a una programación y un horario. Son los propios alumnos quienes se responsabilizan del mantenimiento del aula. Así, cada semana se hace una distribución de las tareas domésticas por sorteo: la limpieza, el orden, el desayuno o el fregado.

Los viernes, van al supermercado y compran lo necesario para preparar el almuerzo, que después comparten en el comedor del centro.

Parte de la sociedad

Son labores que después pueden poner en práctica en sus hogares. «Algunos ayudan, otros no tanto», dice la monitora, quien ha logrado un nivel de complicidad con los chicos tal que los propios padres, muy implicados en la actividad propiciaron su continuidad en el taller. Éste comenzó en junio de 2012, y no solo se ciñe a las actividades en el centro, como el huerto, las clases de informática, diseño gráfico, habilidades sociales, sexualidad o debates sobre los asuntos de la actualidad con los periódicos por delante. Implica además salidas a centros administrativos, a Correos, al Ayuntamiento; y otras bien distintas, de ocio, a bares y restaurantes y a discotecas. Este año además, Apadeni podrá beneficiarse de la Oferta Educativa Municipal de la concejalía de Educación.

De momento, la continuidad del taller está garantizada con las aportaciones de los padres. Pero la práctica ausencia de subvenciones de Junta y Diputación, además del impago de la ayuda conveniada con el Ayuntamiento, que asciende a cuarenta mil euros, preocupa a la dirección de Apadeni y a los padres, algunos de los cuales tienen dificultades para pagar las cuotas y mantener los salarios de logopedas, fisioterapeutas, expertos en psicomotricidad, profesores de apoyo y otros profesionales que trabajan con los jóvenes y con los pequeños. La subida de la mensualidad ha sido insostenible para algunas familias, que han tenido que prescindir de esta importante ayuda que mejora la calidad de vida de personas con discapacidad intelectual.