'Gazza' ya no hace gracia
El exfutbolista inglés, ingresado de nuevo en una clínica de Arizona por su alcoholismo. «Necesita ayuda inmediata», dice su mánager
Actualizado:Ocurrió en 1992. El mismo día en que el centrocampista inglés Paul Gascoigne (Gateshead, 27 de mayo de 1967) firmó el contrato que le ligaba con el Lazio de Roma. 1.500 millones de pesetas costó el traspaso. Tras el protocolo de firmas, cámaras y apretones de manos con el presidente y el entrenador, Gascoigne, acompañado de un asistente destinado a ser su sombra durante su estancia en Roma, fue conducido hasta la inmensa y lujosa suite de un hotel de cinco estrellas.
El acompañante bajó unos minutos a recepción, a solucionar algunos asuntos. Al regresar, se encontró la ventana de la habitación abierta de par en par sobre el runrún del tráfico romano. En el alféizar, perfectamente colocados, los zapatos del futbolista inglés. Los alaridos del 'valet' aún resuenan en el Coliseo. El inglés espiaba la escena escondido en el armario, partiéndose la caja.
Así es Paul John Gascoigne, 'Gazza', el veterano centrocampista inglés que acaba de ser ingresado de nuevo en una clínica especializada de Arizona (EE UU) por su alcoholismo. Terry Blake, su mánager, había dado la voz de alerta el domingo: «Paul no me dará las gracias porque lo diga, pero necesita ayuda inmediata».
Dicho y hecho, amigos del exfutbolista como el presentador televisivo Pierce Morgan, el D.J. Chris Evans o su compañero Gary Lineker, sacaron la chequera y pusieron sobre la mesa los 35.000 euros que cuesta el tratamiento. No es la primera vez.
Gascoigne ha sido ya cliente en varias ocasiones de The Priory, hospital británico especializado en enfermedades mentales y adicciones por el que también pasaron Amy Winehouse, Eric Clapton, Kate Moss, Sinéad O'Connor, Johnny Depp o el 'rolling stone' Ronnie Wood.
El futbolista es uno de esos juguetes rotos que tan apreciados son en las alcantarillas de la fama, una de esas estrellas rutilantes que acaban por estrellarse entre un estrépito grotesco. Otro George Best, pero con menos clase. Gracioso, síiiiiii, muchísimo... siempre, claro, que tú no seas el objeto de sus bromas. Que se lo digan si no a Manolo Sarabia y a sus compañeros de la selección española, eliminados de forma injusta en la Eurocopa del 96. De aperitivo, el 10 de Inglaterra se dedicó a bailar el himno nacional español durante la ceremonia.
Proviene Paul de una de esas familias que alumbró el ocaso de la minería inglesa. Los Gascoigne al completo vivían en una única habitación de un edificio de propiedad municipal con váter compartido. A los 10 años vio morir a un amigo, atropellado en la calle. Poco después padeció en primera persona la larga enfermedad del padre. Huérfano y desarraigado, el fútbol le salvó del lumpen.
Tras brillar en las divisiones inferiores, fue fichado por el Newcastle, donde se granjeó una fama como payaso bronco pareja a su habilidad con el balón en los pies. Cayó en la desmesura, en el consumo acelerado y escapista de bebidas espirituosas; él, un tipo que se reía de su compañero, el defensa Graeme Pierre Le Saux, porque tomaba vino en las comidas.
Mensaje a los noruegos
'Gazza' era el tipo capaz de olfatearle el sobaco al árbitro que le sacaba una tarjeta, que se iba de pintas a un pub aún vestido con el uniforme y las botas tras un partido con Inglaterra, que eructaba o se tiraba pedos ante las preguntas de los periodistas, el mismo capaz de responder de la forma que sigue a la insustancial sugerencia de la televisión noruega:
- ¿Le gustaría mandar un mensaje a la afición noruega?
- Sí. Que Noruega se vaya a tomar por culo.
En fin, hablamos de un tipo tan acelerado como para romperse la rodilla tras ejecutar una brutal entrada sobre Charles, un rival, en la final de la Copa. Todo era fútbol y farra. Uno de sus mejores amigos, David Cheek, falleció tras una noche de juerga con 'Gazza' y su orondo compañero que responde al definitivo mote de 'Cinco Barrigas' Gardner. Él fue descubierto llorando de madrugada en una estación de tren, tras cuatro días de bebida sin freno. En esos tiempos, las aficiones rivales se aprovechaban de su sobrepeso para arrojarle chocolatinas. Luego, cuando el declive se hizo más patente, le insultaban diciéndole que pegaba a su esposa. Y era cierto: casado con Sheryl Failes, una mujer que revoloteaba en torno a los famosos, tuvieron un hijo. Sheryl rompió la relación por los maltratos que 'Gazza' le dedicaba.
Su biografía pasa luego a ser un cruce entre ficha policial y dossier médico. Sus problemas mentales se agravaron al retirarse del fútbol, tras jugar una temporada en China y, la última, en el Boston United, un equipo de regional. Víctima de la depresión, en 2005 fue tratado de desórdenes obsesivos-compulsivos, trastorno bipolar, bulimia y alcoholismo. Uno de sus altercados más sonados le enfrentó con Liam Gallagher, cantante de Oasis, otra alma torturada, con quien se lió a trompazos. Hace siete años fue detenido por golpear a un fotógrafo en Liverpool. En 2007 le intervinieron de urgencia por una úlcera, padece serios problemas cardiacos y, en 2008, intentó suicidarse en un hotel de Londres. Hasta en eso encontraron filón los husmeadores de desdichas: Channel 4 grabó los intentos de la familia por redimir al jugador y que se recuperara de sus adicciones. El documental se llamó 'Surviving Gazza'. Eso es Gascoigne hoy, un superviviente.