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Otro duro golpe para la endeble economía del país

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La huelga general en protesta por el asesinato de Chokri Belaid se extendió también a Tunisair, la compañía nacional cuyos vuelos se quedaron en tierra durante toda la jornada. También Egyptair anunció dos cancelaciones por el paro en el aeropuerto de la capital. Los transportes urbanos apenas funcionaron y los bancos, las fábricas y la mayoría de las tiendas y los restaurantes cerraron sus puertas en las principales ciudades, secundando el llamamiento del principal sindicato del país y en señal de duelo. La posrevolución está resultando dura y las autoridades tunecinas se enfrentan al descontento de una población que albergaba grandes aspiraciones tras la caída de Ben Ali.

El sistema económico trata de quitarse de encima décadas de dirigismo estatal, pero la inestabilidad política interna, los problemas en países vecinos como Libia y la crisis en Europa, su mayor socio para importaciones y exportaciones, impiden al Estado norteafricano enderezar el rumbo.

La tasa de paro se ha disparado hasta las 850.000 personas (un 18%) y un sector clave como es el turismo ha terminado de hundirse. Mohamed Ali Toumi, presidente de la Federación de Agencia de Viaje, describió como una catástrofe los acontecimientos de los últimos días y declaró a Reuters que «este crimen tendrá un impacto negativo en el turismo», un sector que representaba el 7% del PIB hasta hace dos años pero que tras la revolución ha caído en picado. La llegada de viajeros a Túnez ha descendido, según cifras oficiales, en más de un 50%. La agencia Fitch ya ha anticipado que podría reducir la calificación del país si la inestabilidad política continúa.