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Arco lucha a muerte «contra los elementos»
Con Turquía como país invitado, la feria busca en su emergente mercado revulsivos para conjurar la crisis agravada en el sector por el IVA del 21%
MADRID. Actualizado: Guardar«Estamos para luchar contra los elementos pero somos optimistas». Luis Eduardo Cortés, máximo responsable de IFEMA, organizadora de Arco, pone al mal tiempo buena cara. Afronta una crítica edición de la feria de arte contemporáneo, marcada por el elevado IVA cultural y la crisis. El tipo del 21% en vigor para las transacciones de arte será una pesada losa para la veterano certamen, que celebra la semana próxima su 32 edición «en un año muy difícil», según reconoce el director Carlos Urroz. Turquía, un mercado de arte emergente con artistas jóvenes, coleccionistas ávidos y dinero fresco, es el país invitado del acuciado certamen.
El presupuesto de Arco 2013 se ha reducido un millón de euros, aunque Urroz y Cortés aseguran que no se ha hecho «otra cosa que racionalizar el gasto, como tantas empresas en tiempos de crisis». Dicen que se lo han puesto «más fácil» a las galerías «flexibilizando las condiciones de pago», pero que se mantiene el precio por metro cuadrado de stand de una feria «más barata que otras de su género». Afirma Urroz que no ha habido rebaja para las galerías catalanas que amagaron con no acudir este año. Estarán al final todas menos una, lo que supone conjurar lo que parecía un boicot catalán «sin dar trato de favor a nadie». Habrá este año 201 galerías de 27 países -133, un 66%, de fuera- con obras de más de 2.000 creadores. Serán 146 las presentes en el programa general -repiten casi un 80%-, además de las 22 presentes en 'Opening', el programa dedicado a lo más joven, y 23 en 'Solo Projects', que mira de nuevo a Latinoamérica a través de los ojos de cinco comisarios.
Los galeristas españoles lo tendrían muy crudo para competir en casa con los foráneos en una feria con el cinturón más que apretado que se juega su futuro y busca en Turquía y su pujante mercado revulsivos que contagien algún entusiasmo en medio de tanta atonía y desconfianza. «La situación no es la mejor y la razón de ser de esta feria es que haya negocio. Sin beneficio no tiene sentido», reconoce un optimista Cortés, que trata de contrarrestar el pesimismo general.