¿Qué se le podría embargar a Urdangarin? ¿Su mansión? ¿Sus seis pisos? ¿Sus dos garajes?
Actualizado: GuardarIñaki Urdangarin y Diego Torres tenían hasta la medianoche de ayer para reunir y depositar en el Juzgado número 3 de Instrucción de Palma nada menos que 8.189.448,44 euros, la fianza civil que les ha impuesto el juez José Castro por la supuesta apropiación de fondos públicos a través del Instituto Nóos. No lo han hecho.
A estas alturas del folletín judicial, que el yerno del Rey reúna en cinco días cuatro millones (si lo hacen a medias, pues las proporciones del pago tendrán que negociarlas los exsocios) puede ser tan escandaloso como que no lo consiga y sus bienes queden embargados. Al fin y al cabo, solamente la fianza supone el sueldo íntegro de 350 años de trabajo de un español medio. Mientras dirimen el pago con avales bancarios, bienes en garantía o en efectivo, esto es lo que se sabe que tienen Urdangarin y Torres para responder ante la Ley.
Porque el patrimonio real de Torres y el duque es un enorme interrogante que se investiga día a día. El dinero obtenido en las labores financieras de la pareja se pierde en un entramado galáctico de participaciones societarias mucho más allá del Instituto Nóos y la empresa inmobiliaria Aizoon, participada por la infanta Cristina. A finales de 2011, en pleno estallido del caso, los informes preliminares de la Brigada Antiblanqueo y Anticorrupción de la Policía apuntaban a que, desde 2004, Iñaki Urdangarin había amasado a través de su red de empresas una fortuna de once millones de euros, mientras que su socio en Nóos, Diego Torres, se había hecho con cinco.
Todo se les puede llegar a embargar. De Torres se sabe que posee en Sant Cugat del Vallés un lujoso adosado valorado en 1,5 millones de euros. Lo compró con una hipoteca de 1,2 millones más 400.000 euros que le habrían prestado los duques de Palma antes de partir peras. También se habló de un velero de diez metros de eslora, que Torres supuestamente alquilaba a una sociedad cuya administradora es su propia mujer.
Alquilado hasta verano
La estrella inmobiliaria de la trama ha estado a la vista de todos desde hace años. Se trata del conocidísimo chalet de Pedralbes, una exclusiva propiedad en el barrio más caro de Barcelona con 1.200 metros cuadrados de vivienda y otros 1.300 de jardín que los duques compraron en 2004. Cuatro años antes, Urdangarin cobraba menos de 100.000 euros al año como jugador de balonmano. El palacio, símbolo de sus sueños de grandeza, estuvo alquilado hasta el pasado verano por una familia (se ha publicado que pagaban 13.000 euros al mes), mientras el matrimonio vivía en Washington. Después de un tiempo buscando otro inquilino y asediados por la Justicia, han puesto a la venta el inmueble. Urdangarin, protagonista de tan sideral ascenso y posterior caída, pide por el insigne edificio siete millones de euros. Él pagó seis (con una hipoteca de cinco) y lo mejoró con reformas por otros dos más. No es una locura. En la red se encuentran terrenos vecinos con casas más pequeñas por el mismo precio. Hay más. Entre 2003 y 2007, el duque y la infanta no fueron ajenos al afán de invertir en ladrillo. Su empresa Aizoon se hizo con cinco pisos en Palma, uno en Terrasa (Barcelona), además de dos garajes y un trastero. Están valorados en 1,3 millones de euros. Ahora, podrían ser embargados. El matrimonio está «preocupado», ha confirmado el abogado del duque.