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El rey aparcado
Las pruebas de ADN indican que el esqueleto hallado bajo un estacionamiento de Leicester son los de Ricardo III de Inglaterra
Actualizado: Guardar¿Qué hacían los restos mortales de un rey de Inglaterra debajo de un aparcamiento? ¿Tuvo Shakespeare la culpa de que el cuerpo del monarca de la casa de York fuera a parar bajo tan vulgar construcción en lugar del crucero de una catedral gótica?
Todo comenzó allá por el siglo XV. Ricardo III inició su reinado en 1483 y se prolongó solo hasta 1485. Tenía 32 años. La muerte le llegó como le sobrevenía entonces a los monarcas guerreros, en pleno campo de batalla.
Ricardo y sus huestes trataban de aplacar a los seguidores de la casa de Lancaster que, cosas de la vida, también querían el trono de Inglaterra. Aquella fue la que se conoce en los libros de historia como la Guerra de las Dos Rosas, pero para criar narcisos quedó el portador de la corona tras las heridas que sufrió en la batalla de Bosworth, cerca de la ciudad de Leicester.
Dado el natural odio que le profesaban los enemigos, su cuerpo fue escondido y nunca se encontró. La leyenda decía que había sido inhumado en tierra consagrada de un monasterio franciscano próximo. Sin embargo, el cenobio en ciernes fue destruido en el siglo XVI, de manera que aumentaron las incógnitas sobre el paradero de Ricardo.
Muerto el rey, tomó el cetro Enrique VII, que no era de los York sino de los Tudor. Como el predecesor no debía caer bien, echaron mano de la prensa del momento que, como la imprenta estaba todavía en mantillas, era encargada a bufones y dramaturgos. El caso es que a William Shakespeare le tocó la misión de poner a bajar de un pino al tercer duque de york en su obra 'Ricardo III', donde le dibujó ante la plebe como un villano brutal, al que le faltó el tiempo para cometer todo tipo de atrocidades.
El escritor lo presentó con joroba -cual el personaje de Igor en la película 'El jovencito Frankestein'-, aditamento que le ponía de muy mala sangre al rey, ávido de poder, que llegó a matar a sus dos sobrinos para aposentar tranquilamente las mismas en el trono. Y ahí quedó todo.
Sin embargo, el pasado mes de septiembre, en unas obras en un aparcamiento de Leicester encontraron el esqueleto del que parecía ser un noble. Allí se había alzado en tiempos la iglesia de Grey Friars. La Universidad local se puso manos a la obra para saber de quién se trataba y así consiguieron extraer el ADN al esqueleto, que presentaba diez heridas, solo en la cabeza. Al cadáver le faltaban los piés, pero presentaba una importante esclerosis en la espalda. Convencidos que podía ser Ricardo, los expertos buscaron el ADN de dos de sus descendientes.
Ayer, Richard Buckley, jefe del equipo de arqueólogos, anunció que «más allá de toda duda razonable», el cadáver en cuestión «corresponde a Ricardo III, el último monarca inglés que falleció en el campo de batalla. Al final será enterrado con toda pompa en la catedral local. Como merece.