el apunte

Un puente para unir voluntades

La obra del segundo acceso a Cádiz ya es una realidad que no tiene marcha atrás. La ciudad confía en que esta nueva infraestructura también sirva para acercar posturas políticas

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El nuevo acceso a Cádiz ya es una realidad palpable (se ve y se toca), que no tiene marcha atrás. La obra del segundo puente ha recobrado en un año el pulso que había perdido como consecuencia de los dos parones sufridos y su envergadura resulta visible desde todos los puntos de la Bahía. Fue una lástima que su estreno no fuera posible durante el Bicentenario, pero los plazos se cumplen ahora con pulcritud. Todo apunta a que la inauguración oficial tendrá lugar en las vísperas de las elecciones municipales de 2015. El nuevo puente servirá para cohesionar más el área metropolitana de la Bahía y, al mismo tiempo, agrandar la ciudad de Cádiz por uno de sus extremos. A estas alturas queda olvidado aquel debate sobre su necesidad o no.

La ejecución de la obra se encuentra al 80%, después de cinco años de trabajo, y lo que resta ahora es acelerar su terminación para que sirva de elemento dinamizador para el desarrollo económico de esta zona. Esta obra pública ha significado uno de los pocos sustentos que ha recibido el maltrecho sector de la consrucción en la provincia. Gracias a ella se han mantenido proveedores gaditanos del ladrillo y mano de obra cualificada. Cuando el proyecto toque a su fin, la ciudad espera que su presencia sirva de revulsivo para el comercio, los bares y la hostelería en general. Una infraestructura de estas características es como la instalación de un gran centro comercial en el extrarradio.Se trata de un elemento que logra movilidad y negocio. El nuevo puente aborda en los próximos meses una de sus fases más complejas: la instalación del tramo atirantado. Durante un año, las grúas se encargarán de izar más de mil metros de tablero a casi 70 metros de altura. El nuevo puente, además de acercar a dos municipios de la Bahía, debe unir también voluntades políticas entorno al desempleo y la inversión. Su ejecución ha estado plagada de refriegas políticas que son preferible pasar por alto.