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ESPAÑA

INSUFICIENTES

RAMÓN GORRIARÁN
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Las explicaciones de Mariano Rajoy tres días después de que se hiciera pública la supuesta contabilidad B del PP y el pago de sobresueldos a los miembros de sus direcciones fueron recibidas como agua de mayo por los dirigentes del partido, ansiosos de contar con munición argumental después de que la aportada por Dolores de Cospedal fuera triturada por los hechos.

Pero las palabras del presidente del Gobierno y líder del PP fueron insuficientes. Cumplieron el requisito de dar la cara, pero apenas despejaron dudas. Fue su palabra contra unos hechos con serios visos de veracidad. Las pruebas grafológicas así lo apuntan, y es harto improbable creer que Luis Bárcenas hiciera esos apuntes contables como entretenimiento o ejercicio caligráfico. Algunos beneficiarios de los pagos han dado fe de que fue así, y es poco creíble que esos asientos, justo esos, también aparezcan en la contabilidad A del partido con lo que quedarían blanqueados, pero no los otros, los huérfanos de cobradores.

La medida de transparencia de hacer públicas declaraciones de renta y patrimoniales de Rajoy y otros altos cargos del partido tiene además mucho de brindis al sol. Primero, porque ya se conocen pues están en la página web del Congreso y, en otros casos, en las de los gobiernos autonómicos. Y segundo, porque los ingresos en dinero negro, si los hubo, no se recogen en el IRPF porque dejarían de ser opacos.

Rajoy tiene un serio problema. Negar los hechos no va a devolverle credibilidad cuando la percepción de que hubo pagos opacos está muy arraigada entre los ciudadanos. Además quien lo niega es alguien que faltó a su palabra electoral, es el mismo que prometió que no iba a subir el IVA, el que no iba a recortar en Educación ni en Sanidad. En resumen, una credibilidad por los suelos a los ojos de los ciudadanos. De ahí que sus palabras sonaran a hueco, pese a la gravedad con que se pronunciaron. Sirvieron para reconfortar a los suyos, pero al resto, no.