Rubalcaba considera que ha nacido el 'caso Rajoy'
Exige al jefe del Ejecutivo que aclare ya si cobró sobresueldos y si lo hizo «en blanco o en negro» porque el país está en una situación «crítica»
MADRID.Actualizado:Para el PSOE ya no es el 'caso Gürtel' ni el 'caso Bárcenas' sino el 'caso Rajoy'. El escándalo del que puede depender la carrera política del jefe del Ejecutivo. Lo dijo ayer con todas las letras el secretario general de los socialistas. Alfredo Pérez Rubalcaba ve a España en una situación «crítica» porque, de confirmarse la veracidad del contenido de la contabilidad manuscrita del extesorero del PP, ya no se estaría solo ante una «grave» trama de financiación irregular que afectaría a «todo el partido» sino ante un caso de corrupción «gravísimo» que además «implica directamente al presidente del Gobierno».
«Estamos -resumió- ante un caso de corrupción que afecta a varias comunidades, a muchos ayuntamientos, a decenas de responsables del PP, que llega a (la calle) Génova (sede nacional del partido) y que hoy ha llegado a la Presidencia de Génova y a la Presidencia del Gobierno».
Esa es la razón de que el líder del PSOE describa la situación del país como de «auténtica alarma social» y de que exija que Mariano Rajoy salga de inmediato a dar la cara y una explicación a los españoles. «¡Qué salga él, el presidente del Gobierno!», reclamó. Ya no sirve nadie más.
Dos preguntas «de sí o no»
Los socialistas han elevado el punto de mira de las posibles responsabilidades políticas por este asunto hasta la cima de la pirámide. Para Rubalcaba, ya no se trata solo de defender el buen nombre del PP o del líder de los populares, que también, sino que cree que lo que está en juego es «el buen nombre del presidente del Gobierno de España». Rajoy, reiteró, es el presidente del Ejecutivo y «es España la que está en este momento en todas las portadas de los grandes periódicos del mundo».
El secretario general del PSOE improvisó un comparecenciade urgencia en Santa Cruz de Tenerife, donde mantenía reuniones políticas, para decir a Rajoy que no tiene más remedio que contestar ya a dos preguntas «muy sencillas»: «¿Cobró esos sueldos, sí o no? Y, si los cobró, ¿los cobró en negro o en blanco?». Su opinión es que «no son preguntas ni difíciles ni largas de contestar» porque «con un sí o un no se responden las dos», pero sí muy urgentes. Piensa que, debido a la dureza de la recesión, la actual crisis política «se está haciendo sencillamente insoportable para muchos ciudadanos a los que, efectivamente, el Gobierno está pidiendo esfuerzos». «Para poder pedir esfuerzos a su país, uno tiene que ser transparente y dar explicaciones permanentemente de lo que hace con su vida y con sus sueldos», añadió.
Lo que no dijo Rubalcaba, pero si se desprendió de la solemnidad y dureza de su intervención, es que además de cuestiones importantes se trata de preguntas vitales, porque, según el cariz de la respuesta, el principal partido de la oposición podría pasar de demandar todas las explicaciones sobre el escándalo a exigir responsabilidades políticas y dimisiones al más alto nivel.
Por el momento, y a la espera de posibles nuevas y más comprometidas revelaciones, han optado por la contención. La única cabeza política que reclaman una y otra vez por el 'caso Bárcenas' -ayer también- es la del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tras conocerse que, en contra de lo que dijo inicialmente, el extesorero popular sí que aprovechó la amnistía fiscal del Ejecutivo para regularizar 11 millones de los que tenía ocultos en Suiza. El PSOE ya solo escuchará a Rajoy y lo que diga marcará toda su estrategia, que ayer comenzó a diseñarse en su sede federal de la calle Ferraz en una cita de urgencia y que hoy debatirá en una reunión extraordinaria la cúpula del partido.
Lo que diga Dolores de Cospedal, la número dos del PP y portavoz oficial del partido, el rotundo 'no a todo' que pronunció ayer desde la calle Génova, «no vale», «no es suficiente», «no es creíble», según Rubalcaba. «¿Con qué credibilidad sale a explicarnos que no hay nada, que todo es mentira -se preguntó-, si estuvo tres años intentando paralizar la investigación (de Gürtel), amedrentando a policías, jueces y fiscales» y acusándolos «de ir contra ellos?».