La corrupción acapara un debate de nuevo estéril
Rajoy elude hablar de Bárcenas y Rubalcaba advierte al PP de que no se irá «de rositas» como con el 'caso Naseiro'
MADRID.Actualizado:La corrupción política y especialmente el 'caso Bárcenas' acapararon ayer los enfrentamientos dialécticos de la primera sesión de control al Gobierno del año en el Congreso.
El debate parlamentario resultó estéril y no aportó novedad alguna. Mariano Rajoy y sus ministros continuaron sin decir una palabra sobre el escándalo desatado por las millonarias cuentas suizas de Luis Bárcenas y las acusaciones de repartos de sobresueldos en negro dentro de su partido. Ni siquiera pronunciaron en el hemiciclo el nombre del extesoro del PP y a las acusaciones de corrupción de la oposición contestaron con el 'y tú más' y con que esta lacra no es privativa de sigla alguna sino un cáncer que «no conoce de colores».
El presidente ignoró las variadas alusiones a Bárcenas y se limitó a reiterar que el Gobierno está dispuesto a acordar con toda la oposición un plan contra la corrupción con el doble objetivo de aumentar el control y la transparencia sobre las cuentas de los partidos y aprobar medidas «concretas» individuales para favorecer el buen gobierno y la ejemplaridad de los políticos. Más control y represión, ofreció sin salir de las líneas generales.
No a lavados de cara
Izquierda Unida e Unión Progreso y Democracia adelantaron tanto a Rajoy como a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que no están dispuestos a participar en supuestos pactos de Estado para «lavar la cara» del PP, pero «vacíos de contenido», y le exigieron ya debatir reformas legales concretas y contundentes para poner freno a lo que Rosa Díez tildó de «delincuencia organizada». Cayo Lara advirtió al Ejecutivo y al PP de que si no abordan un plan «serio» está convencido de que «la bomba de Bárcenas le va a estallar también al Gobierno».
Quien intentó con más fuerza llevar a Rajoy al terreno del extesorero fue Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque, eso sí, sin citar el nombre. Le dijo al presidente que «tiene un problema de corrupción en su partido» y le exigió que «actúe con contundencia, celeridad y ejemplaridad». El líder del PP se limitó a responder que se aplique sus propias recomendaciones, en alusión al escándalo de la Fundación Ideas.
Rubalcaba rechazó que el PSOE tenga financiación ilegal. Afirmó que con la condena por Filesa aprendieron la lección «para siempre», pero advirtió al PP de que no piense que con Bárcenas le va a ocurrir como con el 'caso Naseiro', que «se fue de rositas con triquiñuelas legales», por la nulidad de las escuchas policiales. Entonces, añadió, tras la absolución ocurrida en los noventa, «se creyeron impunes, y eso es lo que están pagando ahora, porque la impunidad en este país, por suerte, ya no existe».