Conmoción en Siria al hallar 108 cadáveres en un río
La cifra de fallecidos desde el estallido de la revuelta contra el régimen asciende ya a más de 60.000
Actualizado: GuardarEl río Queiq amaneció teñido de sangre. Una fila de cadáveres -a lo largo de la jornada recuperaron 108 entre las aguas, según fuentes rebeldes que aseguraron que la búsqueda seguía abierta- con las manos atadas a la espalda y un tiro en la cabeza recordó a los vecinos de Alepo lo que saben muy bien, que la guerra diaria por el control de la segunda ciudad de Siria es una guerra sucia que no respeta nada.
Los vecinos de Bustan al-Qasr, zona al sur de Alepo bajo control de los grupos de la oposición armada y muy próxima a la línea del frente que mantiene la ciudad dividida entre opositores y fuerzas leales a Bashar el-Asad desde julio, nunca mirarán hacia el río de la misma forma después de ver estas imágenes de las víctimas de un ajusticiamiento colectivo, muchas de ellos niños. Una crueldad de la que régimen y oposición se acusan mutuamente.
La lucha por Alepo, como la que se vive en amplias zonas del país y que el mes que viene cumplirá dos años, es a vida o muerte. En este tiempo han salido a la luz varias masacres cuyas imágenes han conmocionado a la opinión pública. La primera fue en Hula, aldea de la provincia de Homs, donde 108 personas, de ellas 49 niños, fueron ejecutadas a sangre fría el 25 de mayo. La última, antes de esta del río Queiq, hace apenas un mes cuando 233 personas, entre ellas 88 niños, perdieron la vida en Aqrab, un pueblo al sur de la provincia de Hama.
Estos muertos tirados en mitad de un río, como los de Hula o Aqrab, ponen cara a las estadísticas de Naciones Unidas, que pronto tendrá que modificar la cifra de 60.000 muertos desde el estallido de la revuelta contra el régimen.