Varane sostiene al Madrid
El francés se doctoró en un clásico extraordinario, con mejor fútbol del Barça pero equilibrio en las ocasiones
MADRID Actualizado: GuardarVarane, un central enorme pese a que casi podría jugar en juveniles, mantiene al Madrid muy vivo en la Copa. El francés estuvo soberbio toda la noche en su oficio, ya que nunca se equivocó y realizó cortes inverosímiles gracias a su rapidez, y firmó el empate de gran cabezazo cuando el Barça más cómodo se encontraba y daba la sensación de poder sentenciar el duelo en el primer asalto. Mou’ lo elogió para una cita clave y el chaval se doctoró en el mejor escaparate. Una apuesta arriesgada del técnico luso pero muy justa, ya que el francés ha demostrado ser un central enorme siempre que se le ha requerido.
Pese a sus 19 años, exhibió más tranquilidad y solvencia que Carvalho, condicionado por una tarjeta temprana y siempre nervioso pese a sus 34 años y la experiencia de un sinfín de partidos de enjundia con Portugal, el Chelsea y el Madrid. La titularidad de Ramos es indiscutible pero Varane puede disputarle el puesto a Pepe. Es casi tan rápido como el portugués pero mucho menos alocado. Aporta calma, sensatez. No tensiona a los rivales, ni sobreexcita a sus compañeros. Fue el actor principal de una noche en la que Messi y Cristiano no acudieron, sorprendentemente, a la cita con el gol. El Barça puso más fútbol pero en ocasiones de gol hubo equilibrio.
Solo le faltó el gol a un primer tiempo excelente. Cada uno con sus armas, con ese estilo irrenunciable de toque y elegancia que caracteriza al Barça y la salida en estampida al contragolpe que adorna a los equipos de Mourinho, demostraron ser los mejores equipos del mundo. No sorprendieron ni en las alineaciones, salvo la entrada del debutante Diego López en lugar de Adán, ni en la puesta en escena. Más balón para el Barcelona y cierre de filas, robo y salidas veloces de un Madrid muy mermado atrás, ya que las bajas de Iker Casillas, Ramos y Pepe son sustanciales, pero con potencial descomunal del centro del campo hacia adelante.
Carvalho midió mal al tirar el fuera de juego, estuvo demasiado faltón y regaló un gol cantado al Barça en una cesión lastimosa a Diego López. Menos mal para los capitalinos que el portero gallego aguantó a Cesc y no cometió penalti y expulsión. Fábregas se la cedió a Xavi y el tiro del cerebro lo desvió Varane bajo palos. Era el tercer aviso de un Barça que pudo adelantarse en un golpe franco lanzado por el mago de Tarrasa al travesaño y cuando Jordi Alba lanzó en semifallo tras genial pase picado de Iniesta que le dejó solo.
El Barça ganó en dominio de forma paulatina pero el Madrid gozó de tantas o más oportunidades, sobre todo en el arranque. Supo el campeón de Liga cerrar espacios en apenas 20 metros, ya que tiró la defensa casi hasta la línea divisoria, asfixiar a Messi en la medida en que es posible ahogar al mejor jugador del mundo, y esperar sus momentos para desplegarse. Busquets, algo lento, y Piqué, siempre con un tic frívolo en la salida de balón, sufrieron algunas perdidas preocupantes.
Ya en el primer minuto, el central se ganó una amarilla por falta a un Cristiano que se escapaba como un galgo. Pinto desvió el consiguiente lanzamiento del portugués. Minutos después, cuando el Barça aún buscaba su sitio, se envenenó un centro de Essien y obligó a lucirse al portero portuense. Hubo más, siempre a partir del toque rápido y vertical. Callejón, muy activo pero algo acelerado, le puso un balón extraordinario a Benzema, quien tras un control magnífico con la izquierda golpeo con la derecha. Balón fuera pero sensación óptica de gol. Y en la última aproximación clara de los merengues antes del descanso, Alves cortó con el pie y con la mano, de forma involuntaria, un centro de Callejón al que llegaba Karim para marcar a placer.
Menos vértigo y más pausa
Menos vértigo y más pausa en la continuación. Beneficio un Barça acostumbrado a este tipo de fútbol más sutil y menos enérgico en el que Xavi e Iniesta ejercen su magisterio. Una acción aislada, uno de esos detalles de los que habló Jordi Roura en la víspera, vestía la noche de azulgrana. Callejón ejerció de improvisado defensa, despejó, Messi se anticipó a Khedira y su pase lo aprovechó Cesc con la tranquilidad de un ‘9’. Levantó la cabeza y superó la tímida salida de Diego López. El extremo de Motril se quedó enganchado. El Barça le daba al Madrid de su misma medicina.
A partir de ahí, un rombo excelente de los catalanes. Gran circulación de balón ante un Madrid cada vez más abierto, cansado de perseguir sombras. Varane volvió a emplearse a fondo para salvar lo que parecía otro mano a mano entre Cesc y el portero. El asistente se comió un ‘offside’ en contra del Barça que protestó su técnico. Y Pedro, delante de la portería, erró lo que nunca falla. En otros partidos, la goleada culé parecía garantizada. Pero el Madrid nunca está muerto. Como dijo hace días el ‘Txingurri’ Valverde, cuando se le ve peor y con más sufrimiento, se torna más peligroso. El velocista Cristiano, tras dos centros magníficos de Essien y Özil, estuvo a punto de empatar. Piqué resultó providencial. ‘Mou’ buscó más fútbol, mordiente y frescura con Modric e Higuaín, alto de peso. Pero las tablas las firmó Varane con un gran cabezazo picado. Diego López emergió para mantener la eliminatoria muy abierta pero el gran duelo, intensísimo, concluyó en el área de Pinto.