La nadadora de sincronizada, Andrea Fuentes./ T. Garriga (Efe)
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Una sirena entre lágrimas

El ‘caso Tarrés’ precipita el adiós de Andrea Fuentes, que ha conquistado cuatro medallas olímpicas, la mayor gesta de una deportista española.

MADRID Actualizado: Guardar
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Las aguas bajan muy revueltas en la natación sincronizada española. Cuando aún no se han apagado la llamas del incendio que provocó el despido de la seleccionadora Anna Tarrés por discrepancias con el presidente de la Federación Española, Fernando Carpena, el combinado nacional pierde a su mejor nadadora. Andrea Fuentes, capitana, alma máter del equipo y una de las pocas supervivientes que quedaban del ‘dream team’ español de ‘sincro’, se despidió este miércoles de la alta competición. La mejor deportista española de la historia, junto a Arantxa Sánchez-Vicario, dice adiós a la piscinas con un sabor agridulce, pero orgullosa de todo lo que ha conseguido (36 medallas entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos), mucho más de lo que nunca pudo imaginar.

«La ‘sincro’ ya no me motiva desde dentro. Creo que ya lo he dado todo. Empiezo una nueva vida. Nace una nueva Andrea», dijo entre lágrimas y aplausos de compañeras, técnicos, deportistas y trabajadores del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde ingresó siendo una niña llena de temores por la brutalidad que le parecía entrenar ocho horas al día. La despedida de Fuentes es dulce, porque cuelga el traje de baño en el mejor momento de su carrera. Justo pocos meses después de conquistar su cuarta medalla olímpica, una gesta que en España en categoría femenina solo ha logrado Arantxa. Y se marcha cuando era la líder absoluta y referente de la disciplina, tras coger el testigo de Gemma Mengual -retirada desde hace casi un año-, con quien hizo historia en los Juegos de Pekín, al lograr la primera medalla de la sincronizada española en una cita olímpica.

Sin embargo, su marcha tiene también un sabor algo amargo, porque se va «desmotivada» y «triste» por la división, los «odios» y los «rencores» que ve en el deporte que ama y al que se ha dedicado en cuerpo y alma durante 20 años. Aunque prefiere quedarse con los momentos buenos que le ha dado el agua, que son muchos (los más) y cargados de éxitos, la nadadora de Valls (Tarragona) se despidió, a los 29 años de edad, sin morderse la lengua y dejando claro que la natación sincronizada tiene un a problema, a pocos meses de los Mundiales de Barcelona.

«El deporte es un gran cohesionador social», dijo. «El deporte debe unir», añadió. «Y ahora no veo aquí la esencia del deporte. Y eso me entristece mucho. Me entristece ver dos bandos, ver enfrentamientos, ver odios y rencores», expresó entre lágrimas. «La pregunta -remató- no es por qué lo he dejado, si no por qué estaba desmotivada. Vivía en una nube de negatividad».

Poco después de los Juegos de Londres, Carpena despidió por sorpresa a Tarrés, la artífice del despegue de la ‘sincro’ española, y ambos se enzarzaron en una guerra, que dividió a la pequeña familia de una disciplina que en España no cuenta ni con 600 licencias federativas y donde se conocen casi todos. Son pocos y a Fuentes le entristece que haya dos bandos. «¿Por qué queremos perder el tiempo en criticar al vecino en vez de ayudarlo? ¿Por qué destruir en lugar de construir? ¿Qué necesitad tenemos de que los proyectos salgan de la venganza y no de la ilusión? Esto pasa en la ‘sincro’», afirmó.

Para Tarrés, «como una hija»

Polémicas al margen, Fuentes se va dejando huella entre las que nadaron y trabajaron con ella. «Para mí ha sido un honor tenerla. Ha sido la más trabajadora y proactiva, la que se ha inventado cómo podía mejorar para tirar hacia delante», dijo de ella Anna Tarrés. La exseleccionadora habló de su expupila como de una hija. «He vivido como una madre con ella toda su evolución, las dudas, qué hacemos, el despertar, todo... Andrea representa, como Gemma (Mengual), haber llevado a una niña a ser mujer», dijo. Tarrés, en cualquier caso, lamentó el adiós tan repentino de la tarraconense. «¿Cómo es posible que la mejor deportista española de todos los tiempos abandone a las puertas de un Mundial? Estoy realmente triste. Es una decisión dura para el deporte porque es una nadadora con un potencial importantísimo y tenía una ilusión bárbara por nadar este Mundial. Me consta», aseguró.

La nadadora con la que compartió sufrimientos y éxitos en Londres, Ona Carbonell, llamada a ser la nueva líder del equipo, también se deshizo en elogios hacia su excompañera y «siempre» amiga. «Nunca deja de aprender y de buscar cosas nuevas. Siempre busca la felicidad», señaló. Y como deportista, «para ella, el trabajo ha sido lo más importante». «Siempre buscaba cómo mejorar. Ha sido increíble trabajar con ella. Se le echará de menos en el agua», resumió. Eso sí. Carbonell se queda alegre porque sabe que en parte éste es un momento «feliz» para Andrea porque empieza una nueva vida. De momento, una vida alejada de las piscinas. Luego quién sabe si volverá como entrenadora, y a corto plazo espera dedicarse a algo relacionado con la ecología y los animales. «Quiero descubrirme a mí misma y ver qué puedo aportar al mundo», concluyó.