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MUNDO

El Ejército recupera el protagonismo en Egipto

El presidente recurre a las fuerzas armadas para restablecer el orden en el país, donde las protestas han causado ya 50 muertos

PAULA ROSAS
EL CAIRO.Actualizado:

El Ejército vuelve a escena en Egipto al no conseguir el Gobierno de Mohamed Mursi imponer orden en medio del caos que se vive en varias ciudades del país, incluida la capital. El Ejecutivo y la Cámara alta del Parlamento (el Consejo de la Shura) dieron luz verde ayer a que los militares se sumen a las labores policiales y puedan detener a civiles, una prerrogativa que los manifestantes de Suez y Port Said estaban dispuestos a poner a prueba anoche desafiando el toque de queda impuesto por el presidente en las localidades del Canal de Suez.

En El Cairo, la anarquía y el descontrol reinaron durante todo el día en los alrededores de la plaza Tahrir, en especial en el puente de Qasr al-Nil y el paseo fluvial, la Corniche, donde manifestantes, muchos de ellos niños, se enfrentaron con las fuerzas de seguridad en una estampa ya habitual en la capital. La situación se desbordó en esta zona, donde una persona murió por las heridas sufridas durante los choques entre policías y manifestantes.

Por la noche prosiguieron los enfrentamientos y creció la tensión cuando una marcha de protesta que pretendía alcanzar el Consejo de la Shura se vio interrumpida por los gases lacrimógenos de la Policía. Los manifestantes consiguieron arrebatar al menos dos furgones a los agentes, los condujeron hasta la plaza Tahrir y los prendieron fuego entre un júbilo desatado. En la mente de muchos, la batalla recordó a una de las más sangrientas que se vivieron durante la revolución en ese mismo punto y también el día 28 de enero, aunque con un nuevo presidente como objetivo.

En Port Said y en Suez, las ciudades que más violencia han sufrido en los últimos días, grupos de jóvenes convocaron marchas para la hora en la que comenzaba el toque de queda nocturno, en un desafío a las autoridades que, al menos hasta el cierre de esta edición, los controles militares parecieron permitir.

Disolución del Consejo

La manifestación de ayer pedía la disolución de la Cámara alta del Parlamento que actualmente tiene las funciones legislativas, una de las exigencias del mayor grupo de la oposición, el Frente de Salvación Nacional (FSN). Esta amalgama de partidos y movimientos no islamistas rechazaron el diálogo ofrecido por el presidente Mursi para intentar poner fin al caos reinante.

El FSN asegura que la oferta del islamista no es seria, y se sienten estafados porque en reuniones anteriores Mursi no ha cumplido con lo prometido a la oposición, que ahora le exige como condición previa para dialogar la reforma de la nueva Constitución y la formación de un gobierno de unidad nacional, entre otras medidas. En una rueda de prensa, uno de sus integrantes, el premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, consideró que los disturbios actuales se deben a la falta de respuesta a las demandas de la revolución, las diferencias sobre la Constitución y la incapacidad del Gobierno de garantizar la seguridad.

En ese acto también estuvieron presentes el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa y el líder de la Corriente Popular Egipcia, el izquierdista Hamdin Sabahi, que insistió en la necesidad de obtener garantías para que el diálogo sea «serio».

Tanto el Gobierno como la oposición se acusan mutuamente de ser responsables de la violencia de estos días en las calles egipcias, que estalló en el segundo aniversario de la revolución, el 25 de enero, y que se alimentó de la condena a muerte de 21 personas por la masacre del estadio de Port Said, hecha pública el sábado pasado. La cifra de muertos asciende ya a 50 desde el viernes.