El regreso de los 'indignados' a las calles comienza a cobrar fuerza
El movimiento denuncia las políticas neoliberales del Gobierno hebreo y demanda el acceso a una vivienda digna
JERUSALÉN. Actualizado: GuardarEl 14 de julio de 2011, mientras los vecinos árabes vivían sus procesos revolucionarios contra décadas de tiranía, decenas de miles de ciudadanos israelíes se echaban a las calles para protestar contra la política económica del Gobierno de Benjamín Netanyahu. Muchos jóvenes acamparon en el bulevar Rothschild de Tel Aviv, una de las principales arterias de la ciudad, y en el Parque de la Independencia de Jerusalén, frente al Consulado de Estados Unidos y a solo 200 metros de la residencia del primer ministro hebreo. Durante semanas mantuvieron una protesta sin precedentes en la historia del país.
La primera demanda fue el derecho a una vivienda digna. Los precios en ciudades como Tel Aviv o Jerusalén aumentan a un ritmo vertiginoso. Según el Instituto de Estudios de Mercado de Jerusalén, han subido entre un 20% y un 13%, respectivamente. Pero la protesta luego se convirtió en «una crítica a la política neoliberal del Gobierno y por eso uno de los eslóganes era 'el pueblo exige justicia social', la gente está cansada de que el capital privado controle la vida política de Israel», denuncia el politólogo Lev Grinberg, para quien «las movilizaciones pueden estallar de nuevo en cuanto el nuevo Ejecutivo anuncie los recortes».
Este movimiento social de indignación, que algunos analistas aseguran que representaba al 85% de la población, mostró el desencanto popular con la clase política. Sin embargo, no se ha trasladado a la última cita electoral, donde la participación fue la más alta de la última década tras consechar casi un 67%.