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Varios israelíes disfrutan de un día soleado en el norte de Tel Aviv. :: JIM HOLLANDER / EFE
MUNDO

Israel sufre los excesos de Netanyahu

Casi dos millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza ante la pasividad de unas autoridades que concentran el gasto en seguridad y asentamientos

MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
JERUSALÉN.Actualizado:

Cada tarde los voluntarios de Leket recorren las grandes superficies de Tel Aviv y recogen los alimentos que retiran de la venta pero que aún pueden ser consumidos para guardarlos en una nave industrial donde después de un riguroso control los distribuyen entre los más necesitados. «Cada vez hay más ciudadanos bajo el umbral de la pobreza. Las cosas están cambiando día a día en Israel y la clase media se está hundiendo», lamenta Gidi Kroch, director de una organización (la más importante de este tipo en el país, con capacidad de distribuir 10.000 toneladas de alimentos al año) que denuncia la dejadez por parte de las autoridades. «No solo no reconocen el problema, sino que quieren taparlo y piensan que como hay muchas ONG ya haremos nosotros su trabajo», lamenta.

La realidad contrasta con las estadísticas macroeconómicas de un país que no llega al 6% de paro y cuya economía crece a un ritmo del 6% anual. Sin embargo, el último informe del Instituto Nacional de Seguridad confirmó las alertas de las organizaciones humanitarias locales. 442.000 familias viven bajo el umbral de la pobreza, lo que equivaldría a dos millones de ciudadanos aproximadamente; de ellos 860.900 son niños. «Las cifras son preocupantes. Lo triste es que disponemos de uno de los mejores sistemas de seguridad social del mundo, pero debido a los continuos recortes cada vez puede ofrecer menos ayudas. Siempre que hay que reducir alguna partida del presupuesto es el primer lugar al que recurren las autoridades», señala Barbara Epstein, representante de Community Advocacy Israel, quien también insiste en que «los pobres son invisibles para nuestros políticos». De esta capa de desfavorecidos un alto porcentaje lo componen ciudadanos árabes y ultraortodoxos.

El Ministerio de Defensa se lleva la mayor parte del dinero público y en segundo lugar, a mucha distancia, está Educación. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se vio forzado a adelantar las últimas elecciones ante su incapacidad de consensuar un nuevo presupuesto tras acumular un déficit en 2012 de 39.000 millones de shekels (unos 7.820 millones de euros), lo que representa el 4,2% del PIB. El doble de la cifra que se había propuesto el Gobierno y lo que le obliga a imponer severos ajustes.

«Las fuerzas de seguridad no admitirán que a ellos les recorten, así que pronto crearán alguna situación de peligro para seguir manteniendo su partida e incluso aumentarla», piensa el politólogo Lev Grinberg, que exige al nuevo Parlamento que «afronte los problemas reales del país, que pasan por alcanzar la paz con los palestinos, establecer la igualdad de obligaciones entre todos los ciudadanos y hacer un buen plan para mejorar la economía».

Críticas de Livni

La exministra de Exteriores y ahora líder del partido Hatnuá, Tzipi Livni, acusa abiertamente en sus comparecencias públicas a Netanyahu de llevar a cabo una «política irresponsable cuyas prioridades erróneas están conduciendo a Israel a la bancarrota». Livni, que ha obtenido seis escaños en las elecciones, acusa al primer ministro de «preferir pagarle a los sectores que lo apoyan políticamente en vez abocarse a las prioridades nacionales». Entre esos sectores se encuentran los colonos, cuya partida presupuestaria se duplicó durante la última legislatura, según reveló el ministro de Economía, Yuval Steinitz. La organización Paz Ahora ha publicado un informe en el cual se muestra que dentro del presupuesto el gasto medio per cápita en los municipios de Israel es de 2.254 sheckels (451 euros al cambio), mientras que cada colono recibiría más de doble (983 euros).

La maquinaria de la ocupación sigue en marcha y «las subvenciones masivas a los asentamientos lastran a toda la economía. En un principio los colonos ocupaban la tierra por motivos ideológicos, pero hoy en día hay mucho colono económico que se muda a un asentamiento porque la vivienda es más accesible, hay educación de alto nivel y eso lo estamos pagando entre todos», revela Mario Schejtman, responsable del centro Challenge. Más de medio millón de israelíes viven más allá de la 'Línea Verde' de 1967 pese a la condena de la Justicia internacional. Netanyahu se ha comprometido a continuar con la expansión en el futuro y seguir con una línea ascendente como la de 2012, año en el que -según el estudio de la organización Paz Ahora- la construcción de viviendas ilegales creció un 300% respeto al año anterior.