«Espero que Dios la perdone, porque yo no la podré perdonar nunca»
La muerte de sor María, imputada en dos casos de bebés robados en Madrid, frustra a los afectados, que piden celeridad a la Justicia
MADRID.Actualizado:«Espero que Dios la perdone, porque yo no la podré perdonar nunca. Solo quería mirarla a los ojos y que me dijera algo de mis hijas, pero el destino también me ha negado esa posibilidad».
Visiblemente emocionada y muy dolida tras conocer la noticia de la muerte de María Gómez Valbuena, sor María, fallecida el martes en Madrid a los 87 años, Purificación Begetón era ayer la viva imagen del drama que viven decenas de familias afectadas por los casos de bebés robados en toda España.
La suya es la historia de un rompecabezas que estaba en camino de resolverse: la supuesta sustracción de sus dos niñas mellizas cuando dio a luz en la maternidad de Santa Cristina de Madrid en 1981. Un caso que le había costado a la religiosa su segunda imputación por un delito de detención ilegal, por el que tenía que haber declarado el pasado viernes.
Entonces, su abogado mandó un escrito al Juzgado en el que aducía motivos de salud para no poder declarar. «Está muy enferma», explicaron en la residencia de las Hermanas de la Caridad. En realidad tenía problemas coronarios desde hacía tiempo y el pasado martes falleció, según confirmaron desde su congregación.
Con su desaparición se ha «llevado a la tumba» los secretos sobre las mellizas de Purificación Begetón o de decenas de afectados con nombres y apellidos que acusaban a la religiosa. No así de María Luisa Torres, la impulsora de la otra denuncia que acabó con la imputación de sor María.
«Deseaba que no se muriera no porque le tuviera cariño, sino porque quería verla en los Juzgados, en un juicio tras otro hasta que aparecieran todos los niños», aseguró María Luisa tras conocer su fallecimiento.
Ella tuvo suerte y encontró a su hija Pilar gracias a los análisis de ADN y a la disposición de los padres adoptivos. Su caso era tan evidente y había tantas pruebas documentales que un Juzgado de Madrid le abrió una causa a la monja por detención ilegal y falsedad documental en abril pasado. Días después declaró como imputada para alegría de los miles de afectados, que vieron en este proceso una luz en su búsqueda de Justicia.
Desánimo y archivo
El desánimo recorrió ayer a todas las familias, padres e hijos, que tienen pruebas de que sufrieron la sustracción de sus seres queridos o fueron víctimas de la trama de bebés robados que actuaron en clínicas de todo el país desde los años cincuenta hasta los noventa.
Judicialmente, la muerte de la religiosa provocará el archivo provisional de los casos de María Luisa y Purificación, ya que la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que cuando un imputado fallece y es el único acusado en la causa se procede al archivo del procedimiento mientras no existan indicios contra terceras personas, según fuentes del Tribunal Superior de Madrid.
En el caso de la hermana de la Caridad estaba siendo investigada en una tercera causa en la que también está implicada una doctora, de la que se desconoce su identidad. En este caso, la instrucción seguirá su curso.
En las asociaciones de bebés robados cundía ayer la desesperanza y los mensajes se dirigieron a los jueces y fiscales, para que actúen con celeridad ya que la mayoría de los «culpables» son de avanzada edad y el tiempo «juega en contra».
«Hay más sor Marías, no solo estaba ella, hay más monjas implicadas y también médicos, tienen que investigar y llamarles a declarar y no lo están haciendo», aseguró Antonio Barroso, presidente de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir).
A finales de diciembre, la Fiscalía General del Estado emitió una circular en la que consideró que las causas abiertas por el robo de bebés no prescriben hasta pasados 10 años desde que la víctima se entera de su condición, ni tampoco pueden archivarse inicialmente por falta de pruebas o aplicando el criterio de la caducidad del delito.