Las urnas castigan la radicalización de Netanyahu
Los partidos moderados ganan apoyo en unos comicios que registraron la participación más alta de la última década La coalición del primer ministro israelí, Likud-Beiteinu, obtiene una discreta victoria en las legislativas
JERUSALÉN. Actualizado: GuardarLa coalición Likud-Yisrael Beiteinu, liderada por Benjamín Netanyahu, es la vencedora en Israel, según los primeros sondeos hechos públicos tras el cierre de las urnas, pero se trataría de una victoria a medias debido a la fuerte caída de escaños sufrida, que podría incluso complicar sus planes de formación de gobierno. Estos primeros sondeos otorgaron al primer ministro 31 escaños, 11 menos de los que disponía en el último Parlamento, y dibujaron una cámara dividida casi en dos partes iguales entre los considerados partidos de derecha (61 asientos) e izquierda (59).
La irrupción con fuerza de formaciones teóricamente opositoras como la recién creada Yesh Atid (Hay futuro), que bajo el liderazgo del periodista Yair Lapid podría entrar como segunda fuerza con 19 escaños, y el histórico Partido Laborista, que subiría de 13 a 17 escaños, constituye el segundo motivo de preocupación para un Netanyahu al que la convocatoria anticipada de elecciones deja en una posición menos cómoda que la que tenía. El dirigente de Likud ya mostró su preocupación a media tarde, cuando realizó un llamamiento a todos sus seguidores y les pidió «dejar todo lo que estéis haciendo y acudir a votar porque el Gobierno está en peligro».
Mientras que la estrella mediática de la campaña ha sido el ultraderechista Neftalí Bennet, a quien los primeros sondeos otorgaron 12 escaños, la auténtica revelación de estos comicios ha sido Yair Lapid, que tras una vida dedicada al periodismo en periódicos y televisión y a la escritura, aparcó la profesión hace seis meses para fundar Yesh Atid.
Hijo del también célebre periodista Tommy Lapid, fallecido en 2008 y que hace diez años obtuvo quince escaños al frente de un partido político llamado Shinui (Cambio) que desapareció tras dos legislaturas, sigue los pasos del padre y emerge como figura de la política nacional con un programa basado en la crítica a los privilegios de los religiosos y la protección de las clases medias, a las que considera «maltratadas» por las actuales autoridades. «Hablar de derecha e izquierda en Israel puede llevar a equivocaciones porque aquí no sirve de nada en la práctica. La sensación que se respira es de descontento y mucha gente tiene ganas de quitar el poder a Netanyahu. Lo que ocurre es que no hay una alternativa clara y seria», matiza el profesor Lev Grinberg, politólogo y autor de 'Política y violencia en Israel-Palestina: ¿Democracia o gobierno militar?'. Por encima de los resultados, Grinberg apela a la Unión Europea para que «se ponga los pantalones cuanto antes y actúe de forma independiente, sin mirar a Estados Unidos. Si la extrema derecha tiene poder en Israel es por el apoyo económico y diplomático de Washington, por nada más, y ya es hora del cambio».
Quince horas de votación
Las quince horas de elección arrancaron en los centros de voto de todo el país a las siete en punto. 34 partidos se disputaban los 120 asientos del Parlamento y nada más cerrarse las urnas empezaron las quinielas sobre las distintas opciones de gobierno. Pese a las etiquetas de derecha e izquierda la historia reciente ha demostrado que todos los pactos son posibles y las diferencias sobre temas clave como el proceso de paz son leves. Al ser jornada festiva, a primera hora los colegios estaban despejados, pero poco a poco fueron formándose colas hasta llegar a la participación más alta de la última década, 3,6 millones de los 5,6 millones con derecho a voto acudieron a la cita con las urnas.
«Todo está bien organizado. Es la primera vez que voto en Israel porque acabo de llegar de Estados Unidos y lo hago con la intención de alejar el fantasma árabe. Quiero un país cada vez más seguro y religioso», aseguraba una empresaria antes de perderse en los pasillos de Gimnasia de Rehavia, uno de los centros electorales de este barrio donde votaron también el primer ministro Benjamín Netanyahu o el presidente Simon Peres. Israel ha votado y ahora llega el momento de los pactos para superar los 61 escaños necesarios para gobernar.