La Michelle más austera
Sobria y elegante, la primera dama huye de nuevo de las grandes firmas en favor de un joven diseñador, Thom Browne
Actualizado: GuardarMichelle Obama lo ha vuelto a hacer. Consciente de la trascendencia que tiene la elección de su vestuario en una cita con tanta repercusión mediática -es el secreto mejor guardado de la ceremonia-, la primera dama volvió a dejar en el banquillo a los grandes nombres de la moda en favor de un joven y talentoso diseñador norteamericano. Toda una declaración de intenciones, que la 'mamá en jefe' de la Casa Blanca -como le gusta llamarse- ya dejó entrever en la anterior investidura al elegir un llamativo vestido color pistacho de Isabel Toledo, una hasta entonces desconocida diseñadora de origen cubano que nunca le estará lo suficientemente agradecida.
En esta ocasión, el afortunado ha sido Thom Browne, un creador neoyorquino con mucha proyección que a buen seguro rentabilizará su colaboración con una rejuvenecida primera dama. Ya lo dijo su marido el día anterior, «adoro su nuevo flequillo». De azul marino, estampado corbatero y sin apenas joyas, Michelle lució un estilismo sobrio, pero elegante acorde con los tiempos de austeridad que vive la economía norteamericana, bajo la constante amenaza del techo de la deuda.
Donación del traje
La primera dama completó el 'look' de mañana -vestido y abrigo a juego -con un cárdigan azul petróleo de Reed Krakoff, un discreto colgante de Cathy Waterman y unos zapatos en color perla de J. Crew, que cambió por unas botas negras de caña alta para el desfile. El calzado no fue el único cambio realizado en su atuendo en el trayecto hacia la Casa Blanca; el frío Washington no perdona ni a la esposa del presidente. Michelle le dio un poco de vida a su abrigo con un cinturón de pedrería y unos guantes de piel granates, el único guiño de color que se permitió en toda la ceremonia.
No así sus hijas, que llamaban la atención por sus coloridos abrigos. Morado el de la mayor -firmado por J. Crew, uno de los fijos en el armario de las mujeres de Obama- y violeta el de la pequeña Sasha, de 11 años, que llevaba un vestido en los mismos tonos de Kate Spade y un llamativo maxicollar de pedrería. Correctas, pero nada favorecidas.
Tanto el abrigo y el vestido de Thom Browne -el auténtico ganador de la ceremonia al ser tocado por la varita mágica de la primera dama, lo que seguro le proporcionará grandes éxitos- como los complementos que lució ayer Michelle Obama serán donados, como es tradición, al Museo Nacional de Historia Americana, donde comparatirán espacio con los llevados por Jackie Kennedy, Martha Washington o el Oscar de la Renta de Hillary Clinton.