El Barça tropieza en Anoeta
Los azulgrana, que fracasaron en defensa, sufrieron su primera derrota en la Liga tras desperdiciar una ventaja de dos goles
Actualizado:Se las prometía muy felices el FC Barcelona cuando poco antes de la media hora de juego ya ganaba 0-2. El Barça jugaba a placer, la Real se mostraba muy temerosa y todo hacía presagiar que el equipo catalán lograría una nueva victoria, la decimonovena, en el campeonato liguero. Pero los errores defensivos, la diosa fortuna, que evitó el 0-3 de Messi, y el posterior empuje de la Real, que acabó el partido superando a su rival con una gran intensidad física, condenaron al cuadro azulgrana, que fue derrotado por primera en el campeonato. Una vuelta entera inmaculada, con un único empate y 18 triunfos, había convertido al Barça en un equipo casi imbatible, aunque como reconoció el propio Tito Vilanova al final del partido, «algún día» tenían que perder. Ese día llegó en Anoeta. «Más por mérito de la Real que por demérito nuestro», dijo el técnico azulgrana.
El caso es que el Barça encadenó en San Sebastián su segundo pinchazo consecutivo del año, después del tropezón del miércoles en Copa. E igual que en el torneo del KO, volvió a sufrir en defensa, el talón de Aquiles del equipo culé esta temporada. En ataque se muestra como un conjunto temible. Todo lo contrario que en defensa, donde Puyol y Piqué, y también Mascherano, que salió más tarde, siguen sin coger el tono necesario para un equipo que no sabe defender sin el balón.
El Barça se adelantó muy pronto por medio de Messi, que a los 6 minutos dejó helado el estadio de Anoeta con un tanto de los suyos, apareciendo de la nada para lanzar el aguijonazo, y un poco después, en el 25, Pedro dejó el partido muy encarrilado. Sin embargo, el 1-2 de Chory Castro al borde del descanso actuó de estímulo para los donostiarras, que hasta entonces se mostraron temerosos y algo tímidos, incluso en la disputa dividida del balón. El conjunto catalán saltó con todo, con su equipo de gala. Una vez más, Tito apostó por Busquets, Xavi, Iniesta y Cesc juntos, y con Messi y Pedro en ataque.
La primera media hora el Barça hizo su juego, tocó, combinó y manejó el encuentro a su antojo, al ritmo que marcaba Iniesta, que se encuentra -y ya es decir- en el mejor momento de su carrera. Por contra, Montanier introdujo una variante: alineó un once sin ‘9’ puro y se la jugó con Vela y Chory Castro en punta, asistidos por Griezmann y Prieto. La novedad le salió bien. Aunque sufrió hasta el 1-2 que cambió el partido en el 40’. Dio alas a los guipuzcoanos y provocó un cortocircuito en los de Vilanova, que empezaron a sufrir. De alguna manera fue como un estímulo para unos y un frenazo para los otros. El partido dejó de ser un monólogo, un baile de salón de los azulgrana, y se transformó en un choque intenso, en el que había que bajar al barro para ganar el balón.
Más aún tras el descanso. La Real saltó con una marcha más, imprimió más intensidad al juego y el Barça no supo o no pudo adaptarse a la fogosidad ‘txuriurdin’. La expulsión de Piqué, por doble amarilla, cuando aún quedaba más de media hora, acabó por desdibujar a los azulgrana. Perdieron el sitio, recularon, cedieron terreno y la Real se dio cuenta de que el equipo imbatible era vulnerable. La Real presionaba, el Barça no tenía problema en conceder saques de esquina y el empate se produjo como consecuencia de uno de ellos. Botó Prieto en corto, Chory avanzó, buscó el disparo desde el pico del área y, tras tocar en Alba, se coló en la meta de Valdés. Remontada, igual que el año pasado, que el Barça desaprovechó un 0-2 en Anoeta. En esta ocasión fue aún peor, porque la Real culminó la voltereta en el minuto 93, por medio de Agirretxe, que le tiene cogida la medida a los azulgrana, cuando ya no había tiempo para nada. La alegría fue total en Anoeta, que celebraba las horas previas de la gran fiesta donostiarra del día de San Sebastián.