opinión

La vida y la esperanza

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Quisiera estar en otra parte, mejor en otra piel, y averiguar si desde allí la vida, por las ventanas de otros ojos, se ve así de grotesca algunas tardes», este es el arranque del precioso poema ‘Otras veces’, de Ángel González, y esto es precisamente lo que muchos pensamos últimamente y estoy segura de que Ana Villanueva también.

Ella es una auxiliar de enfermería que ha decidido ponerse en huelga de hambre en el hospital Puerta del Mar. Su protesta, que se ‘descongele’ el listado de puntos para su sector, ya que desde 2010 no se actualiza, y por lo tanto muchos profesionales continúan sin trabajo. No está sola en esta lucha, los compañeros hacen turnos para acompañarla, ‘colegas’ que como ella rabian porque las cosas nos se están haciendo como deberían porque, por culpa de unos malos gestores, solo pueden trabajar haciendo pequeñas sustituciones.

Pero seguro que son muchos más lo que piensan lo mismo que los versos del poeta. Como los voluntarios de Cáritas, a los que la falta de ayudas públicas les ha puesto en la cuerda floja, y subsisten gracias a las aportaciones privadas, unas colaboraciones sin las que no podrían atender a las más de 8.000 familias que ayudaron en 2012, esas familias que necesitan de la solidaridad de los demás para seguir subsistiendo. Y que al final han comprobado que son los vecinos, aquellos que igual que ellos, viven el día a día dentro de la realidad, y no desde un parlamento. Esos son los que les están socorriendo.

Pero vamos a ser positivos porque, aunque todo esto sigue sucediendo, estamos en Carnaval, y en estos días viviremos en una pequeña burbuja en la que las coplas y la música nos darán un empujón de alegría con el que desenchufar nuestras cabezas de la época que nos ha tocado. Y cuando todo esto termine, volveremos a nuestra realidad, ésa en la que pase lo que pase, y como también decía González, no debemos perder esa «esperanza, araña negra del atardecer. Tu paras no lejos de mi cuerpo abandonado, andas en torno a mí, tejiendo, rápida, inconsistentes hilos invisibles, te acercas, obstinada y me acaricias casi con tu sombra pesada y leve a un tiempo».