Otra tragedia ferroviaria en Egipto
Un nuevo accidente de tren, en el que han muerto 19 reclutas, aumenta las críticas hacia la gestión del Gobierno islamista
EL CAIRO.Actualizado:El presidente egipcio, Mohamed Mursi, se enfrentó ayer a nuevas críticas de sus oponentes tras el descarrilamiento de un tren en el que murieron 19 reclutas y más de 120 resultaron heridos. Es el quinto accidente ferroviario que tiene lugar desde la investidura del mandatario en junio del año pasado, y se produce apenas dos meses después de la tragedia en la que murieron 50 niños pequeños al ser arrollado su autobús por un tren cerca de la localidad de Asiut. Decenas de manifestantes se congregaron ayer en las principales estaciones de El Cairo y Alejandría para protestar por la falta de gestión del Ejecutivo.
El accidente se produjo de madrugada cerca de la localidad de Badrashin. Uno de los doce vagones, en el que se apiñaban más de 200 reclutas, descarriló y chocó contra un vagón de mercancías que se encontraba estacionado. Muchos de los heridos estaban en situación crítica, por lo que se esperaba que el número de víctimas mortales aumentara, según dijo una fuente de seguridad al diario Al Ahram Online. En el tren viajaban en total 1.300 reclutas, muchos de ellos hacinados en los pasillos o durmiendo en las baldas portaequipajes, denunciaron los propios soldados desde el hospital. En Egipto, el servicio militar es obligatorio para los hombres, que pasan hasta 36 meses en la mili, donde reciben una paga mísera y un trato por lo general denigrante.
El presidente Mursi visitó a los heridos ingresados en un hospital militar a las afueras de El Cairo y prometió que se trataría «del último accidente que entristezca a Egipto», a la vez que aseguró que se depurarán responsabilidades. El ministro de Transportes, sin embargo, apenas lleva 10 días en el cargo, ya que el anterior dimitió tras la catástrofe de Asiut en la que murieron 50 colegiales. Los Hermanos Musulmanes, el grupo del que procede el presidente, optaron ayer por culpar a la corrupción de la época de Hosni Mubarak, que ha derrumbado la infraestructura ferroviaria, dijo ayer Saad el Katatni, líder del brazo político de la cofradía.
Pero para los egipcios que acudieron al rescate de los reclutas y los que se manifestaron en las estaciones de tren de la capital y en Alejandría, las críticas van dirigidas contra el Ejecutivo, que no ha hecho nada, aseguran, por solucionar los problemas del sistema ferroviario. «La sangre de estas víctimas recae sobre tu cuello», gritaron algunos activistas al primer ministro egipcio, Hisham Qandil, que visitó el lugar del accidente y que tuvo que ser evacuado de allí por la furia de los manifestantes.
Varios partidos políticos, entre ellos el del Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, criticaron ayer la respuesta del Gobierno ante estos accidentes, ya que se ha limitado a pagar una compensación a las familias de las víctimas.
Los accidentes de tren son comunes en Egipto, donde el sistema ferroviario es muy antiguo y apenas recibe mantenimiento. Muchos de los descarrilamientos y choques se producen además porque el sistema apenas está automatizado y depende de operarios que cambian de manera manual las vías. El hacinamiento en los trenes, especialmente en los vagones de segunda y tercera clase, ha sido motivo también de algunas tragedias, como la que se produjo en 2002 cuando una bombona de butano explotó en un vagón provocando la muerte de más de 370 personas.