Tropas francesas llegan a Bamako. :: ERIC FEFERBERG / AFP
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Francia aumenta sus fuerzas en Malí

El objetivo de la operación es «destruir a los terroristas, capturarlos en el caso que sea posible», anuncia Hollande

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Una columna de vehículos armados trasportó nuevos efectivos la noche del lunes desde la base francesa en Costa de Marfil hasta Bamako, la capital de Malí. La presencia de blindados anuncia su participación en los esfuerzos por recuperar Diabaly, la última población capturada por los islamistas y que ofrece más riesgos para la seguridad de la capital. Además, el ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian, reconoció que las tropas regulares aún no habían entrado en Konna, uno de los objetivos de la última ofensiva desencadenada por las milicias yihadistas.

El reforzamiento del contingente galo proseguirá en los próximos días con nuevos envíos, que aumentarán el número de soldados desde los 750 ahora desplegados hasta los 2.500 previstos, según el presidente, François Hollande. El dirigente, de visita en Emiratos Árabes Unidos, indicó que Francia permanecerá en el territorio hasta que sea factible su reemplazo por las fuerzas regionales africanas. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respaldó la iniciativa unilateral francesa, aunque el secretario general, Ban Ki-moon, llamó a una «reconciliación política» en el país.

Hollande explicó en los Emiratos la estrategia francesa y avanzó que proseguirán los 'raids' aéreos -ayer especialmente intensos en la zona occidental-. El objetivo de las tropas es «destruir a los terroristas, capturarlos en caso de que sea posible» y asegurarse de que no «vuelvan a actuar en el futuro». El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, añadió que la presencia militar «llevará semanas», a la vez que requirió el apoyo económico de los Estados del Golfo para sostener la operación del Elíseo. La delegación francesa en Abu Dhabi anunció la celebración de una cumbre de donantes, a finales de este mes en Addis Abeba, para contribuir a la 'operación Cerval'.

El incremento de la presencia militar francesa contrasta con la falta de información precisa en torno a la llegada de la misión regional y su cometido concreto. La Comisión Económica de Estados de África Occidental se reunió en Bamako para planificar la «liberación» del territorio ocupado. En declaraciones a la prensa, el representante nigeriano prometió 900 soldados en veinticuatro horas, mientras que Aboudou Toure Cheaka, el máximo responsable de la cumbre, afirmó que las tropas estarían sobre el terreno en el plazo de una semana.

En entredicho

La efectividad del cuerpo conjunto se encuentra en entredicho. Los expertos en seguridad cuestionan su éxito sin un entrenamiento y equipo adecuados para las duras condiciones del desierto maliense. Las demandas logísticas de la campaña habían retrasado su puesta en marcha hasta septiembre, pero la ruptura del alto el fuego en diciembre y el posterior ataque islamista del día 7 en la estratégica provincia de Mopti precipitaron los planes. El ejército internacional estaría formado por unos 3.300 efectivos de Senegal, Togo, Burkina Faso y Níger.

Su pertinencia no se discute dada la debilidad mostrada por el Ejército maliense para contener la última agresión. Y la acción por tierra resulta esencial para impedir que las fuerzas islamistas, diseminadas tras los bombardeos, se reagrupen, regresen a los centros urbanos del norte y lancen una nueva contraofensiva. Su resistencia queda acreditada con la toma de Diabaly, en el oeste, donde han abierto un nuevo frente de combate favorecidos por la existencia de bases rebeldes en territorio mauritano. La línea de demarcación entre ambas repúblicas abarca más de 2.200 kilómetros. Aunque prosiguen los enfrentamientos, la dirección de Ansar al Din, uno de los tres grupos yihadistas, mantiene una oferta de diálogo al Gobierno de Bamako. Sanda Uld Bumana, portavoz de la formación, abogó por esta vía siempre que no participe Occidente y se aplique como principio irrenunciable la imposición de la sharía en todo el territorio nacional. Esta cláusula choca con el laicismo de Malí, sostiene el presidente Dioncounda Traoré.

La situación bélica tiene un dramático trasfondo. El Programa Mundial de Alimentos ha denunciado que medio millón de personas ha abandonado su hogar desde el comienzo del conflicto y unos 220.000 son desplazados internos. Los refugiados han buscado protección en Mauritania, Níger y Burkina Faso, principalmente, y los nuevos brotes de violencia impulsan nuevos flujos hacia el sur y las fronteras. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios y de Naciones Unidas (OCHA), al menos 4,2 millones de malienses necesitarán este año ayuda humanitaria. El país en guerra es uno de los más pobres del mundo.