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La corrupción derriba también al nuevo primer ministro de Pakistán

El Gobierno acusa a la Justicia de abrir paso a un golpe militar tras la orden de arresto contra Raja Pervez Ashraf, en el cargo desde junio

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La última decisión del Tribunal Superior sume a Pakistán en una nueva crisis de poder. Por sorpresa y sin un anuncio previo formal al Gobierno, la Justicia ordenó el arresto del primer ministro Raja Pervez Ashraf por un presunto caso de corrupción ocurrido durante su etapa como ministro de Energía y Agua, entre 2008 y 2011.

El proceso contra Ashraf llevaba abierto varios años, pero el Superior ha elegido un momento especialmente sensible para dictar la orden de arresto. El jefe del Gabinete lleva apenas seis meses en el puesto tras suceder a Yusuf Raza Gilani, destituido tras ser condenado por desacato al negarse a ejecutar las órdenes del mismo Tribunal en un asunto de corrupción -en ese caso, contra el presidente, Asif Alí Zardari- y en las últimas horas hacía frente a la llegada a Islamabad de la 'larga marcha' del clérigo opositor Tahirul Qadri.

La cúpula del Partido Popular de Pakistán (PPP) se reunió de urgencia para analizar la situación con el presidente Zardari a la cabeza. «No hay duda de que la marcha de Qadri y el veredicto son un plan del Ejército. Los militares ya pueden intervenir porque el Supremo les ha abierto las puertas», denunció Fawad Chaudhry, asesor del primer ministro, a la agencia Reuters, dando paso a la teoría de la conspiración para un golpe militar bajo la que vive de forma permanente el país. Faltan dos meses para que finalice la primera legislatura civil en los 65 años de historia de Pakistán que consigue concluir un mandato, pero las últimas semanas no serán sencillas. El Parlamento debería disolverse el 18 de marzo y las elecciones se convocarían dentro de los siguientes sesenta días.

Ultimátum al Ejecutivo

La 'larga marcha' de Qadri -un religioso desconocido hasta su regreso de Canadá hace un mes, sin unos apoyos políticos claros dentro de la oposición y ferviente partidario del Ejército, según se desprende de sus discursos- salió de Lahore el lunes para llegar frente al Parlamento.

Allí miles de manifestantes permanecerán concentrados hasta «la disolución del Ejecutivo y la formación de un Gobierno de transición que lidere la convocatoria de unas elecciones limpias». Esta es la principal demanda del clérigo sexagenario, que pronunció un discurso ante sus seguidores al mismo tiempo que se hacía pública la orden de arresto contra Ashraf. «Finalizada la marcha empieza la revolución», declaró Qadri en una alocución en la que destacó la «profesionalidad» del Ejército y la «independencia» de la Justicia como resortes del país frente a unos dirigentes «corruptos».

Desde Lahore, el exjugador de cricket Imran Khan, uno de los principales opositores al Gobierno, se dirigió al presidente Zardari después de conocer el veredicto del Superior, para pedir su «dimisión inmediata» por los constantes escándalos de corrupción entre los dirigentes de su partido. Khan se presenta como una alternativa de poder seria frente al PPP de Zardari y la familia Bhutto y el PML-N de Nawaz Sharif.