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Trabajar sin cobrar

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Acude a trabajar como cada día. Se promete a sí misma que tiene que hacer algo, que la situación debe cambiar, pero lo cierto es que pasan las semanas y no hay novedad. Lo prepara todo junto a sus compañeras a la espera de que sean las dos de la tarde. En ese instante sus problemas quedan aparcados y todos sus esfuerzos se centran en hacer bien su trabajo. Carmen es monitora del comedor de un colegio de Cádiz. Ella es una de las más de trescientas que lleva meses sin cobrar. No percibe su sueldo aunque coordina a diario el almuerzo de cientos de pequeños. Pero además, les enseña, educa y trata de mostrar unas normas de comportamiento básicas. Carmen atiende a los niños que utilizan el comedor porque sus padres no pueden hacerse cargo de ellos ya que por suerte aún tienen trabajo. Se ha convertido en cómplice de estos pequeños a los que conoce desde hace años. Ellos, con la naturalidad y espontaneidad propias de la edad, con la inocencia y el cariño desinteresado que demuestran, comparten con Carmen y sus compañeras muchas de sus vivencias. Porque como sus profesores y sus padres estos mayores forman parte de su rutina diaria.

A Carmen y a las demás les ha costado tomar la decisión de ponerse en huelga. Ellas son conscientes de que aquí sólo pierden, como siempre, los que menos culpa tienen, los más débiles, los que no pueden arreglar nada en esta polémica que pertenece al loco mundo de los adultos. Pero llegados a este punto no les quedaba otra opción. Muchas de ellas pasan apuros económicos desde hace más de tres meses y a la mayoría les cuesta el dinero ir a trabajar. Aunque se les explica, los niños no son capaces de entender por qué a sus monitoras no les pagan si hacen su trabajo. No encaja con lo que se les enseña: el esfuerzo tiene su recompensa. Ni es compatible con la normalidad que debería existir en el mercado laboral. La Junta se ha afanado en suprimir el contrato con Brassica pero a Carmen aún le queda luchar para que le den lo que es suyo y desprenderse de esa pegatina que muestra su cruda e injusta realidad: ‘Trabajo pero no cobro’.