«Ojalá el día de mañana pueda entrenar a mi nieto, que ahora tiene seis años»
Pepe Mejías coge las riendas del Conil «con toda la ilusión del mundo» y sueña con «tener suerte» y seguir haciendo carrera en el mundo del fútbol
CÁDIZ.Actualizado:En menos de una semana cumplirá 54 inviernos, pero Pepe Mejías tiene la misma ilusión de un juvenil a punto de dar el salto a un primer equipo. El gaditano ya dirige al Conil en Tercera, conjunto con el que va a pelear por la permanencia. Trabajaba en el club con la cantera y la salida de Jesús Casas le ha brindado la oportunidad de volver a la primera línea. «Esperaba que me la hubiesen dado cuando pasó lo de Kiko Prieto, pero más vale tarde que nunca», se alegra Mejías, seguro de que sus jugadores tienen potencial para conseguir el objetivo. «Son chavales jóvenes pero que llevan tiempo en la categoría, como es el caso de Ati, Dani Fornell, Juan María... Conozco prácticamente al 80% de la plantilla. Quizás sea un poco corta pero hay que aprovechar lo que se tiene y sé que pueden darle mucho al equipo», comenta el entrenador.
Su principal arma, además de la experiencia como futbolista que lo avala en el cargo, es la motivación con la que afronta este nuevo reto. «Cuando llegué les dije a los jugadores que si fuera capaz de meterles en las cabezas y en los corazones la ilusión que yo tengo ganarían prácticamente todo».
Mejías sabe que la asignatura pendiente del equipo es dar la cara lejos del Pérez Ureba. «Los partidos de casa los ha ido sacando, aunque no sin dificultades. Fuera es donde no se han ganado partidos. Por eso estamos a dos puntos del descenso. En esta categoría si ganas un partido te metes entre los diez primeros. Ahora tenemos la suerte o la desgracia de que jugamos dos en nuestro campo, y si somos capaces de sacarlos vamos a dar un salto importante».
Aunque su llegada al banquillo del primer equipo haya sido circunstancial, su intención es la de seguir creciendo en los banquillos. «Ojalá el día de mañana pueda entrenar a mi nieto, que ahora tiene seis años», sueña el gaditano, que siempre ha estado ligado al mundo del fútbol desde su retirada, trabajando para las canteras del San Fernando, Chiclana y Conil. «Cuando era futbolista pensaba que no sería nunca entrenador, porque había que tener dos pares para aguantar a gente como yo», bromea. «Es más difícil trabajar con chavales de 16 ó 17 años que con los profesionales», advierte. «A ver si tenemos suerte», suspira con ilusión.