Sociedad

El humanista Spielberg ataca de nuevo

Tras 'El color púrpura' y 'Amistad', el director amplía su visión de la esclavitud en Estados Unidos con 'Lincoln'

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De 'El color púrpura' (1985) a 'Amistad' (1997), y ahora 'Lincoln' (2012). He aquí tres piezas del cuadro que Steven Spielberg ha ido construyendo a lo largo de cuatro décadas en torno a la esclavitud, el abolicionismo en Estados Unidos y los derechos civiles de la población negra. Spielberg, también llamado el rey Midas de Hollywood, o el director/productor más influyente de Hollywood, o simplemente el hombre detrás de 'Tiburón', 'ET', 'Parque Jurásico' o 'La lista de Schindler', regresa ahora más contenido emocionalmente que nunca para elaborar una película largamente deseada por él mismo, construida entre el 'thriller' político y la película biográfica y con un Daniel Day-Lewis, para variar, en estado de gracia.

Después de más de una década tratando de llevar al cine la vida del presidente de Estados Unidos número 16 (Spielberg adquirió en 1999 los derechos del libro 'Team of Rivals', de Doris Kearn Goodwin, en el que se basa tangencialmente la película), después de que Liam Neeson, primera opción de casting para encarnar al presidente más glorificado de la historia estadounidense, rechazara finalmente participar en el film y tras la decepcionante recepción de 'Amistad', Spielberg asume la dirección de un proyecto al tiempo previsible y arriesgado. Una película centrada en los últimos cuatro meses de vida y presidencia de uno de los más célebres dirigentes americanos, Abraham Lincoln, justo en esas tensas semanas en que, con la guerra civil encima, logró aprobar la enmienda 13 a la Constitución, aquella que abolió la esclavitud, si bien no la discriminación.

Lincoln, ese presidente que ha sido llevado a la gran pantalla en no menos de 25 ocasiones, empezando por la fundacional y reaccionaria 'El nacimiento de una nación' de W. D. Griffith, vuelve a la gran pantalla con la clara aspiración de convertirse no solo en líder de la temporada de premios -encabeza las nominaciones a los Oscar con doce candidaturas-, sino también de pasar a ser material indispensable de las escuelas estadounidenses. Spielberg, el didáctico, historicista y humanista, está de regreso.

En efecto, ha vuelto el hombre y de qué manera, más cerca y más lejos de sí mismo que nunca. Por un lado, vemos a un Spielberg más contenido en el plano formal, menos dado a la lágrima y al subrayado emocional hasta el punto de parecer que esa contención no ha sido filmada por él; al mismo tiempo Spielberg se acerca a sí mismo al volver a mostrar su interés por las relaciones del ser humano con el otro, sea este un extraterrestre ('Encuentros en la Tercera Fase', 'ET' o 'Inteligencia artificial'), un judío ('La lista de Schindler', 'Múnich') o la comunidad afroamericana en EE UU (las ya mencionadas 'El color púrpura', 'Amistad' y 'Lincoln').

Tras sus dos últimos incursiones con dos películas que han significado el regreso del mejor cine de aventuras juvenil que él mismo revitalizó en los ochenta con la saga Indiana Jones (hablamos de 'Súper 8', en calidad de productor, y 'Las aventuras de Tintín', como director), vuelve el Spielberg más humanista, más estadounidense y más historicista. Ese Spielberg que se había mostrado por última vez en 'Caballo de batalla' (2011), film que provocó poco entusiasmo y confirmó al peor Spielberg: el más sentimentalista. 'Lincoln' es, en cambio, para muchos el mejor Spielberg en décadas.

Críticas políticas

Con este trabajo también aparece otro de los fenómenos recurrentes en la carrera del director judío: el de las críticas desde las plateas políticas y/o académicas. Pasó con 'Múnich' (2005), película también escrita por Tony Kushner, guionista de 'Lincoln'. Entonces, el film, basado en el atentado contraterrorista que el Mosad organizó para castigar a los responsables de la masacre del equipo olímpico israelí en Munich '72, fue fuertemente criticado tanto por israelíes como por palestinos, y el intento de Spielberg de ser ecuánime y distante quedó manchado. Ahora con 'Lincoln' el director ha recibido una generosa dosis de críticas por parte de historiadores que le achacan en columnas en los principales diarios como 'The New York Times' inexactitudes o imperdonables vacíos, como el de no haber mostrado en el film a abolicionistas negros -Frederick Douglass entre otros- y de tal manera hacer ver que la prohibición de la esclavitud fue cosa de blancos. Pasivos y decorativos, así ven los críticos a los personajes afroamericanos que aparecen en 'Lincoln'.

Finalmente parece que llega como una manera de tirarle de las orejas a la actual administración estadounidense y recordar el Congreso de Estados Unidos que el camino del compromiso y no de la confrontación y los intereses partidarios puede desatascar el país. Desde el punto de vista cinematográfico, este 'Lincoln' pone al Spielberg humanista y rotundo en la dirección, y recuerda quién sigue siendo el director más influyente de Hollywood.