UNA VELA AL CONSENSO
Actualizado:La semana que empieza hablaremos de consenso. O de su deseo. Esta mañana, a las once y media, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, se verá con el líder de la oposición, Juan Ignacio Zoido, presidente del PP andaluz, y una hora más tarde sabremos qué futuro le espera a la propuesta de Pacto que ha lanzado el jefe del Gobierno autonómico. Porque aunque luego irán los representantes del PSOE, de IU y de PA, aunque se han celebrado muchos contactos, y continuarán, con movimientos sociales, con los agentes económicos, aunque se quiere que sea un gran acuerdo de la sociedad y no sólo de los políticos, si Griñán y Zoido no se entienden el proyecto habrá pinchado.
Entiendo todas las dudas sobre el pacto y su eficacia, pero permítanme encenderle una vela, por si acaso. El año viene tan mal, el margen de maniobra es tan corto y la gente está sufriendo tanto que es preciso intentarlo. El presidente, me aseguran, tiene mucho interés en lograr el concurso del PP. Desde las filas populares llegan, más allá de las declaraciones públicas, buenas intenciones. Un buen resultado de la reunión de hoy interesa a todos, no sólo a quien la promueve.
¿Qué hará el PP andaluz? Zoido será hoy la estrella. Necesitado de reforzar su liderazgo, pero hombre dado también al entendimiento, el presidente del PP andaluz puede ofrecer a su partido en Madrid y a su Gobierno un pacto político que le vendría muy bien a ambos, acuciados por conflictos internos y malas encuestas. Si me apuran, tiene ya un precedente: esta semana en Cádiz los líderes provinciales, Antonio Sanz por el PP e Irene García por el PSOE, han avanzado en entenderse y unir esfuerzos a favor de la provincia. Hará falta también que Griñán le presente un acuerdo aceptable, unos mínimos en los que sea posible coincidir, porque el presidente, su partido y su Gobierno no pueden pretender que los populares andaluces adopten posturas contra su propio ideario. No hay margen ya para muchos más fracasos. Con la confianza de la ciudadanía bajo mínimos, los dos representantes de los partidos mayoritarios deben sentir hoy, en los confortables sofás de San Telmo, el aliento en el cogote de una sociedad que está tan desesperada y cabreada como necesitada de soluciones y de esperanzas.