Economia

UN PUNTO DE INFLEXIÓN

Cae la prima de riesgo, el Tesoro coloca bien sus emisiones y vuelven los inversores extrajeros... Mejora la parte macro, pero la micro sigue hecha unos zorros

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Está la economía española en un punto de inflexión? ¿Lo que vemos es el principio del fin de nuestras penurias? Como diría Jack 'el Destripador': vayamos por partes. Por un lado, no hay duda de que empieza a clarear en el horizonte de la sección macroeconómica. El muy apreciable descenso de la prima de riesgo, la facilidad con la que el Tesoro coloca sus emisiones y, quizá lo más relevante, la vuelta de los inversores extranjeros al redil de los compradores de deuda española suponen la constatación de que la confianza ha iniciado el camino de retorno tras habernos obviado durante muchos meses. Por su parte, la Bolsa ha subido casi un 10% desde principios de diciembre, aunque eso sea más una consecuencia de lo anterior que una causa de la propia mejoría.

Podemos especular sobre los motivos que explican este fenómeno tan súbito, aunque hay dos hechos que han influido sobre él con toda seguridad. Uno es la nueva y diferente manera de enfocar los Presupuestos del Estado. Si se fijan en las cifras, verán que seguimos aumentando la deuda total porque el Estado en su conjunto continúa gastando muchísimo más de lo que ingresa. Pero hay un cambio de actitud evidente que no se refiere solo a las expresiones de deseos y a las declaraciones de firmeza, sino que se concreta en medidas importantes. En efecto, se han subido los impuestos de manera bastante progresiva, se han puesto límites al gasto total, se han introducido mejoras en el control del gasto autonómico y se han reducido los costes de funcionamiento de las administraciones en sectores sensibles como la sanidad y la educación. Todo ello a costa de suscitar las iras de una buena parte de la ciudadanía que considera injusto el reparto de cargas y, hasta ahora, también casi inútiles a las decisiones tomadas por el Gobierno.

El segundo hecho objetivo es que se han colocado las bases para el arreglo definitivo del sector financiero. Las actuaciones de la parte privada -como la fusión del Santander con Banesto y Banif- y, principalmente, el rediseño del sector de las cajas de ahorros, que conlleva profundas modificaciones en su estructura jurídica y la solidez de sus balances, han cambiado la faz del mismo y puesto las bases para solucionar una situación que abortaba cualquier intento de recuperación.

Sin duda alguna, esto no es todavía un árbol frondoso. Ni siquiera llega a ser un arbusto, si bien resulta bastante más que un brote verde. Es la primera constatación de que algo está cambiando para bien. Pero tampoco conviene volverse loco. Siendo realistas, y antes de que saquemos conclusiones equivocadas, debemos recordar que todo esto de lo que hablamos se refiere al área macro y que lo micro -lo que nos afecta más directamente- sigue estando hecho unos zorros. La cifra de parados es escandalosa, el nivel de actividad es paupérrimo, los sueldos de los funcionarios menguan y los del sector privado se estabilizan. El coste de la vida sube por todos los lados y las pensiones sufren para seguir el ritmo. El 55,9% de los empresarios opina que la coyuntura empeorará en la primera parte del año y que los mercados tradicionales de nuestra exportación muestran signos de preocupante estancamiento.

En definitiva, resulta evidente que nos queda mucho trabajo por delante antes de poder dar por sentada la recuperación de la normalidad en las constantes vitales. Aunque eso sí, es igualmente cierto que disponemos de mejores datos y que el suelo de la economía ofrece ahora un aspecto mucho más sólido que hace un año. Pues nada, a perseverar.