Kate Middleton contra Dorian Gray
El primer retrato oficial de la duquesa de Cambridge avejenta y afea a la joven aristócrata
MADRD.Actualizado:Oscar Wilde escribió en dos semanas 'El retrato de Dorian Gray', universal novela sobre el mito de la eterna juventud simbolizada en un precioso e inmarcesible retrato del artista Basil Hallward. No se sabe cuánto ha tardado Paul Emsley en retratar a Kate Middleton, pero ha conseguido el efecto contrario del personaje de Wilde al avejentar y afear a la joven duquesa de Cambridge con un retrato que ha cosechado epítetos como «podrido», «vulgar» o «sepulcral». El artista ha defraudado todas las expectativas al restar frescura, atractivo y espontaneidad al dulce y rozagante rostro de la aristócrata, que aparenta en el lienzo muchos más de sus 31 años y trasmite cierta melancolía en una antinatural y contenida sonrisa que desdice la gracia que reflejan miles de fotografías.
El polémico cuadro, que ha decepcionado unánimemente a unos súbditos de Su Graciosa Majestad cautivados por la simpatía y la belleza de la joven Middleton, se exhibe en la sala de la National Portrait Gallery dedicada a la familia real británica. De corte realista, se presentó ayer con la pompa y el boato que requería la circunstancia, mientras que una cascada de críticas y comentarios salaces incendiaba internet y recorría redacciones y barras de pubs de las tierras altas de Escocia al Canal del Mancha.
La esposa del príncipe Guillermo y futura madre de una posible testa coronada exhibe una forzada sonrisa en el fallido y condenado óleo de Paul Emsley (1947), galardonado pintor de origen galés. Con un metro de alto por otro de ancho, el lienzo muestra en primer plano a Catalina sobre fondo negro y vestida de azul, en una composición que dibuja los hombros de la joven sobre la que descansa una melena a la que se hurta también su gracia natural.
El pintor ha explicado que se entrevistó dos veces con Catalina, una en su estudio y otra en el Palacio de Kensington, para familiarizarse con ella y reflejar mejor su personalidad en la tela. Fue en vano. Catalina mira al frente y atisba una sonrisa que el artista dudó en incluir hasta el último minuto. Él apostaba por un retrato «serio» pero optó por «pintarla sonriendo, como es realmente». Creía hacer «lo correcto». Pero erró, según el aluvión de críticas que ha generado su trabajo. Los comentarios menos vitriólicos llaman «mueca» al antinatural gesto captado por el cauteloso Emsley. Los más atrevidos le zurran por pintar a la joven con una mirada sin brillo, con ojeras, arrugas y de forma «bastante vulgar», según un crítico del Sunday Times. Más osado fue Robin Simon, crítico del Daily Mail y editor del British Art Journal, que habla de un retrato «podrido» que no se parece «ni por asomo» a la Kate real. Tan ácido o más es el comentario del diario The Guardian, que habla de una pintura «que parece sacada de la saga de Crepúsculo» con una figura «de tristeza sepulcral» y unos «ojos muertos».