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ATLETISMO

El adiós de un ídolo caído

Paquillo Fernández anuncia su retirada tres años después de ver arruinada su carrera en la Operación Grial

I.TYLKO
MADRIDActualizado:

Un frío comunicado fue la fórmula elegida por Paquillo Fernández, un ídolo caído por culpa del dopaje, para anunciar su retirada definitiva del atletismo a los 34 años. El marchador granadino se había planteado la posibilidad de seguir en la brecha hasta completar en Río de Janeiro sus cuartos Juegos Olímpicos pero ya no encuentra «la motivación para seguir luchando y peleando con los mejores».

Doble campeón de Europa en 20 kilómetros marcha, tres veces subcampeón mundial y una vez subcampeón olímpico, el de Guadix se despide «con mucho orgullo» y la promesa de que lo ha «dado todo en el deporte de alto nivel». «He conseguido muchas medallas. Quizá se me resistió un oro pero trabajé muchísimo y hubo, en esos momentos, otros que me privaron de él», expone.

Nada fue igual para el granadino desde que en 2009 se le implicó en la Operación Grial porque la Guardia Civil encontró productos dopantes en su casa, entre ellos viales de EPO y hormonas. Le suspendieron durante dos años, pero la condena se le redujo a la mitad por su colaboración con la investigación. Sin embargo, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), disconforme con esta medida, apeló al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que volvió a suspenderle durante 24 meses.

Resignado

Paquillo, que se va resignado al segundo puesto por culpa de la superioridad del ecuatoriano Jefferson Pérez y con su imagen por los suelos, confesó al Consejo Superior de Deportes haber estado en posesión de sustancias prohibidas, pero siempre negó haberlas consumido. «Ante la presión de por recuperar el alto nivel competitivo, caí en la tentación de adquirir productos prohibidos para intentar utilizarlos en las principales competiciones que se iban a celebrar en 2010. Afortunadamente, esos productos nunca llegaron a ser utilizados», explicó entonces.

Cuando el Comité Español de Disciplina Deportiva le redujo la pena por su colaboración con la investigación, Paquillo fue señalado como el «chivato» de la Operación Galgo, que en diciembre de ese año puso patas arriba el atletismo español al registrar el domicilio de Marta Domínguez, al final exculpada de todos los cargos de dopaje. «Desmiento cualquier tipo de colaboración. Yo no he hablado de Marta, ni de su entorno, ni de ninguna otra persona. Se ha dicho que la he delatado y eso es incierto», comentó sobre ese turbio asunto a la agencia Efe.

En la hora del adiós, Paquillo insiste en que sus medallas siempre fueron «fruto de la constancia, el trabajo e intentar ser un gran profesional». Tuvo palabras de agradecimiento para su familia, amigos y entrenadores, en especial, a su querido y añorado Manuel Alcalde, fallecido de cáncer, y a José Manuel Rodríguez ‘Rodri’, su último entrenador, por todo lo que le han apoyado. «Sin ellos no hubiese conseguido muchos de los éxitos y medallas que tengo», proclama.

«Me llevo muchos momentos magníficos y grandes amigos, aunque me quedaré con los amigos de siempre, los anónimos, aquellos que estuvieron en los buenos momentos y en los malos», enfatiza un marchador que, según dice, seguirá «entrenando, compitiendo a nivel amateur y disfrutando» con los colegas.

Se acordó también de los patrocinadores, de su novia, Sonia, que le conoció en un «momento delicado y supo aguantar el tirón en como una campeona», a su equipo técnico, fisioterapeuta, médico y a sus padres y hermanos, que supieron entenderle siempre. «Gracias a todos, de corazón», concluye en su mensaje este atleta que pasó del estrellato al ostracismo. Una trayectoria impensable cuando nacía en el antiguo Hospital Viejo de Guadix, en el seno de una familia obrera, el menor de cuatro hermanos.