Los que verían con gusto el cambio a otras responsabilidades
MADRID.Actualizado:Miguel Arias Cañete encabeza el Ministerio de Agricultura, recuperado por Mariano Rajoy tras su desaparición en la etapa socialista. Cañete es otro veterano de la etapa de Aznar y repite en este departamento, que ya encabezó entre 2000 y 2004, período en el que su foto masticando carne de ternera saltó a todos los periódicos cuando tuvo que lidiar con la crisis alimentaria derivada de la enfermedad de las 'vacas locas'.
Su actual mandato está siendo más discreto y su trabajo tiene como epicentro Bruselas. Allí participó en negociaciones para la reforma de la Política Agrícola Común, para desbloquear conflictos como la ruptura del acuerdo de pesca con Marruecos, que obligó al regreso precipitado de la flota, y para pactar las cuotas de capturas de este año.
En el plano estrictamente interno sus retos son mejorar la competitividad del sector agrícola y solventar los desequilibrios de una cadena agroalimentaria en la que muchos productores tienen que vender a precios que no cubren los costes mientras los grandes distribuidores se embolsan los mayores márgenes. Para atajar esas disfunciones entre los operadores, en octubre presentó un proyecto de ley que fija multas de hasta un millón de euros para las prácticas abusivas.
De momento los números le respaldan. En 2011 el sector aumentó un 3% su producción y ya es el principal exportador, con una cuota del 13% sobre el total. Rajoy repite con insistencia que en el agrolimentario se encuentra un germen de la transformación del sistema productivo que España necesita. Y a Miguel Arias se le nota que donde está más cómodo es en el terreno europeo. De ahí que algunas actuaciones suyas se hayan interpretado como un ofrecimiento para asumir la cartera de Exteriores.
El jefe actual de la Diplomacia, José Manuel García Margallo, otro experto en cuestiones europeas, podría dejarle con gusto el sitio si el presidente le encomendara responsabilidades directamente económicas. Sus incursiones en esta materia han levantado algunas ampollas. Desde sus pronunciamientos sobre materias como el déficit público hasta su ofensiva por promocionar la marca España y las multinacionales españolas suscitan recelos en los ministros. García Margallo tiene a su favor la línea directa con Rajoy, que tiene en cuenta la experiencia que atesora en el ámbito europeo. Desde la desconfianza en el comisario español Joaquín Almunia, el jefe del Ejecutivo busca el asesoramiento de quienes mejor han sabido moverse en terreno comunitario.