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Juan Ignacio Zoido saluda a Griñán en presencia de Diego Valderas al concluir el periodo de sesiones del Parlamento. :: CARO. EFE
ANDALUCÍA

El año de los pactos

La política andaluza girará sobre acuerdos institucionales y de partidos

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Un año sin elecciones a la vista podría otearse como un mar de aguas tranquilas en política, pero al no vislumbrarse el fin de la crisis a corto plazo hace prever que aquella seguirá inmersa en un oleaje de imprevisibles 'tsunamis'. Inestabilidad es la previsión del mapa del tiempo político en Andalucía: Todo porque no hay dinero a la vista, sino más recortes para cumplir con un objetivo de déficit público que se escurre como un pez.

Como no hay elecciones, habrá pactos. O al menos propuestas de pactos frente a la crisis. Griñán propone uno para el 28 de febrero en Andalucía entre todas las fuerzas políticas, agentes sociales, culturales y económicos. El presidente andaluz espera reunirse con Rajoy de nuevo y también se habla de alianza contra la crisis a nivel nacional.

Las aguas internas de los partidos andan revueltas y para calmarlas oiremos hablar también muchas veces de pactos. PP e IU deberán dilucidar si Juan Ignacio Zoido y Diego Valderas, respectivamente, siguen siendo sus líderes. Mientras que la tensión entre Griñán y Pérez Rubalcaba apunta un desenlace en el PSOE que tendrá en la conferencia política de octubre la fecha clave para determinar la estrategia del partido.

La consejera de Hacienda y Administraciones Públicas, Carmen Martínez Aguayo, tendrá que volver a cuadrar el círculo de las cuentas públicas y en su departamento todo está listo para meter la tijera si desde el Ministerio de Hacienda se le obliga a ello. Falta por saber cuál ha sido exactamente el desvío del objetivo del déficit de Andalucía en 2012 (fijado en el 1,5% del PIB) para conocer la dimensión de nuevos ajustes. Un mal comienzo para un año con otro objetivo aún más leonino (0,7% del PIB) y con previsible falta de ayuda financiera ante el grifo cortado de los bancos.

Carmen Aguayo tendrá que hacer gala de su confesada sintonía personal con Cristóbal Montoro para tocar lo menos posible un presupuesto de la Junta ya exhausto (30,7 mil millones de euros, de los que el 80% es gasto educativo, sanitario y social). Madrid apretará y el Gobierno de izquierdas pondrá a prueba su compromiso de no tocar sanidad, educación y dependencia.

La sintonía Aguayo/Montoro tendrá otra prueba: el dinero que el Gobierno conceda a Andalucía del Fondo de Liquidez Autonómica. Griñán se ha quejado de que solo le entregó el 46% de lo que pidió el pasado año frente a otras comunidades como Cataluña, a la que dio lo que solicitó. Andalucía reclamará más de 7.000 millones de euros al FLA. Se trata de un crédito mediado por el Gobierno ante la cicatería de los bancos con las comunidades autónomas.

El dinero centrará el grueso de la relación/confrontación del Gobierno y la Junta. Pero también la contraposición de dos maneras de gestionar lo público (privatización de servicios básicos frente al soporte público de ellos). Dos modelos que PSOE e IU en el bipartito andaluz y el PP como oposición en Andalucía y gobierno en casi el resto del territorio utilizarán de munición en la pelea partidista trasladada también a lo institucional.

El año servirá de termómetro a esa doble personalidad del Gobierno de la Junta propugnada por Griñán de acuerdo con Valderas: sintonía con Madrid en lo institucional, pero marcando distancias y colocando trincheras contra sus políticas. La pelea se centrará en la nueva ley educativa, las subastas de fármacos del SAS y en aquellas reformas emprendidas con claro descontento popular y profesional como la de las tasas judiciales.

Griñán espera confirmación a una nueva entrevista con Rajoy en la Moncloa en los próximos días. El presidente suele comentar en privado que su relación con Rajoy es buena y también con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. El andaluz quiere arrancar una nueva conferencia de presidentes y amarrar una revisión del sistema de financiación de las comunidades autónomas y mayor flexibilidad del déficit público apalabradas en la anterior conferencia.

El PP deberá deshojar la margarita si quiere que Zoido siga liderando el partido aunque no vaya a ser candidato en las autonómicas o buscar otro líder. El partido ha intentado aparcar la polémica prendida tras una información de este periódico sobre las intenciones de adelantar la elección de candidato a los próximos meses y mantener la bicefalia hasta después de las europeas. Las voces más críticas salen de Málaga, pero la zozobra interna en el PP andaluz corre por todas las provincias. El PP tratará este año de cerrar la herida abierta tras la marcha de Javier Arenas en julio pasado al no cumplir sus expectativas de presidir la Junta pese a haber ganado las elecciones autonómicas por primera vez. Zoido, entre la espada de la sombra de Arenas y la pared de su Alcaldía de Sevilla, deberá decidir el camino a tomar. Así se lo piden todos.

El PSOE andaluz sabrá si su batalla por controlar Ferraz ( sede de la dirección nacional) sale con buen pie o se estrella como en las primarias de hace un año. En esta tesitura abandera un proyecto de difícil digestión para una sociedad amedrentada por la crisis: convertir España en un estado federal y al Senado en una cámara territorial. Se trata de una iniciativa para la que es necesaria un reforma de la Constitución que ponga en práctica lo que hace 34 años se dejó en teoría: las competencias estatales y autonómicas y el reparto del dinero. Griñán dará a conocer la próxima semana la propuesta con la que quiere que su partido dé una alternativa al independentismo catalán. En el fondo de todo está el papel de Rubalcaba como líder de oposición y candidato a la Presidencia del Gobierno. Griñán es el 'Paco de la Torre' de Rubalcaba: Pincha a este como el otro a Zoido para que diga si quiere ser candidato o no.

Izquierda Unida, ahora parte del Gobierno de la Junta, también decidirá en primavera si deja a Diego Valderas pilotar la coalición otros cuatro años más o se aventura con un nuevo líder. Un sector importante, casi todos los más jóvenes, quiere cambios y que estos alcancen a la cúspide de la coalición. Valderas anunció que despejará antes de final de este mes si se presenta o no a la reelección, después de pulsar el ambiente y saber con qué apoyos cuenta. IU deberá buscar un nuevo papel orgánico a Valderas si este deja de ser coordinador. Pero la zozobra interna de IU tiene también otra razón: Marcar distancias con el PSOE sin enfadar demasiado a este.

El gran reto de la clase política será sin duda mejorar ante la opinión pública. En las encuestas aparece como el tercer problema, después del paro y la crisis. Para ello, Griñán propicia un gran pacto por Andalucía en el que quiere envolver a todos los partidos, sindicatos, patronal y agentes sociales y culturales. Una gran foto para dar ánimo contra la crisis y para defender que este no se lleve por delante los derechos sociales consolidados, sobre todo una sanidad y educación universal.

El gran reto de Griñán no será unir a sindicatos y patronal, sobre lo que ya tiene experiencia por anteriores acuerdos de concertación, sino convencer al Partido Popular. El pacto, que se quiere escenificar en torno al 28-F, pretende reeditar el que se firmó en Antequera el 4 de diciembre de 1978 entre todas las fuerzas políticas para impulsar la autonomía andaluza.