Boehner logra mantenerse al frente del Congreso de EE UU
El republicano sobrevive a la revuelta de su partido, descontento con sus concesiones para evitar el precipicio fiscal
NUEVA YORK. Actualizado: Guardar«Si habéis venido aquí a ver vuestro nombre en luces de neón o a hacer de vuestros logros victorias políticas, estáis en el sitio equivocado», advirtió ayer el portavoz del Congreso John Boehner a los más de 80 nuevos diputados que acababan de jurar su cargo. El congresista de Ohio, que repite legislatura al frente del Congreso, sabía bien lo que decía. Ayer la líder de la oposición en la Cámara baja, Nancy Pelosi, le presentó con halagos, pero una facción de su partido intentó descarrilar su reelección.
Las concesiones de Boehner en las negociaciones para evitar el precipicio fiscal han enfurecido tanto a los conservadores que 12 prefirieron votar por cualquier otro o abstenerse, en comparación a la unanimidad con la que fue elegido hace dos años. Conscientes de que las posibilidades de elegir a otro candidato eran nulas, algunos dejaron constancia de su protesta al votar por un diputado que ni siquiera está en la legislatura inaugurada ayer. Allen West, un favorito del movimiento del partido del té que perdió la reelección en noviembre, recibió dos votos para portavoz del Congreso.
Pelosi tampoco salió intacta. El diputado demócrata de Tennessee Jim Cooper decidió votar por el exsecretario de Estado Colin Powell, que no solo no forma parte de la Cámara sino que ni siquiera pertenece al Partido Demócrata.
Ambos enfrentan la legislatura con la vulnerabilidad que les dan estos votos de protesta y las bajas expectativas de haber liderado el Congreso menos productivo desde 1947. Las 173 leyes que aprobaron han redimido al que Harry Truman bautizó como «el Congreso de no hacer nada» por haber pasado solo 906 leyes, cinco veces más que el que acaba de terminar.
El obstruccionismo de un cuerpo legislativo dividido e intransigente, que acabó la última sesión sin votar el rescate para los afectados del ciclón Sandy por puro capricho, explica que el Congreso apenas cuente con el 18% de aprobación popular. O como dijo el gobernador republicano de New Jersey, Chris Cristie, «que todos los estadounidenses lo odien».
Es un año nuevo en el que se estrenan un quinto de los diputados y 12 nuevos senadores, pero políticamente está tan dividido como el anterior: La Cámara baja para los conservadores republicanos, por 233 a 200, y la alta para el Partido Demócrata por 55 a 45. A los republicanos les persigue el resabio de haber cedido en la batalla para evitar el precipicio fiscal, algo que el movimiento del Partido del Te ha prometido cobrarle en las urnas. A los demócratas, la necesidad de cumplir la promesa de una reforma migratoria que le granjeó al presidente la reelección. Obama ha prometido que la sacará adelante en el primer año. Pelosi lo secundó al recordar ayer que EEUU «es un país de emigrantes» donde «una amplia reforma migratoria fortalecerá nuestra democracia».