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Obama negocia 'in extremis' un acuerdo para alejarse del 'abismo fiscal'
El presidente de EE UU y los líderes demócratas y republicanos del Congreso trasladan a la Casa Blanca la pelea por el peor pacto
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLa posibilidad de un acuerdo que evite la subida automática de impuestos a las rentas inferiores a los 400.000 dólares (302.650 euros) emergía anoche como un elemento de consenso decisivo entre demócratas y republicanos para mitigar los efectos del temido 'abismo fiscal', según fuentes citadas por 'The New York Times'. Aunque nadie hablaba abiertamente de ceder en sus postulados básicos, Barack Obama y los cuatro líderes del Congreso se encerraron en el Despacho Oval con el firme propósito de sacar cuanto menos una medida parcial que pueda ser votada en las cámaras legislativas entre mañana domingo y el próximo lunes, último día del año. De confirmarse esta vía de trabajo, una parte sustancial de la economía caería en el precipicio al quedar fuera de la negociación los recortes automáticos del gasto público. Todas las esferas de la administración, desde el ámbito militar a los programas domésticos, tendrían que esperar a un nuevo proceso de discusiones en enero.
Mitch McConnell, el líder de la minoría republicana en el Senado, aparecía como una pieza esencial en la reunión de ayer por su papel salvador en la negociación sobre el techo de la deuda llevada a cabo en el verano 2011. EE UU afrontaba entonces un escenario de caos económico similar al que se presagia para dentro de tres días. La mediación 'in extremis' de McConnell fue esencial para alcanzar un pacto de mínimos que evitó la bancarrota de las cuentas de la nación. «Todavía estamos a tiempo para llegar a algún tipo de acuerdo que salve a los contribuyentes de una crisis», dijo el veterano legislador de Kentucky.
Optimismo
En el complejo juego de poder en el Congreso, la mayoría de los republicanos han acatado la gestión llevada a cabo por John Boehner, el líder de la mayoría conservadora en la Cámara de Representantes. Él ha sido la mejor bisagra entre los moderados y los ultraconservadores y la mano firme que ha sentado el tono de las negociaciones. Tras el fracaso de su 'plan B' la semana pasada, Boehner ha maniobrado con precaución y ha insistido en que sea el Senado el que tome la alternativa. Eso otorga un renovado protagonismo a McConnell, bien visto desde las filas demócratas. «Hay dos razones para el optimismo», señaló el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer. Lo son la incorporación de McConnell a las conversaciones en la Casa Blanca y la decisión de Boehner de convocar el pleno de la Cámara de Representantes el domingo.
El moderado optimismo expresado por Summer y McConnell no ha neutralizado del todo la sensación de que todo se puede venir abajo en un abrir y cerrar de ojos. Harry Reid, el jefe de los demócratas en el Senado, no se fía un pelo de un Boehner que, demasiado a menudo, sacrifica sus credenciales de moderado para dar su apoyo a los sectores más intransigentes del partido.
Para el editorialista del diario especializado Politico, Jonathan Allen, las dos partes tienen interés en no llegar a un acuerdo: el 1 de enero, Obama habrá obtenido un aumento de impuestos a los más ricos por la vía de los hechos. Y «para muchos republicanos, el precipicio (fiscal) quiere decir hacer pesar la responsabilidad de una fuerte subida de impuestos sobre el presidente (...) y luego votar para reducir los impuestos de la mayoría de los estadounidenses el mes próximo», explicó.
A la grave situación del precicpio se suma otra vez la pesadilla sobre el techo de la deuda. Estados Unidos ya estuvo al borde de la suspensión de pagos en 2011 por la insistencia de los republicanos en compensar el incremento del límite de endeudamiento autorizado con recortes de gastos. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, advirtió de que el techo legal de la deuda sería alcanzado el lunes, y que «medidas excepcionales» serán adoptadas pronto para evitar una moratoria.