La de Ubrique, molletes y ajo blanco
Actualizado:Cuando un Papa hace una afirmación como ésta, está claro que no puede ser mentira. Los Reyes Magos eran y son andaluces y más en concreto de la Sierra de Cádiz. Los genes no engañan y basta con visitar estos pueblos en estas fechas para darse cuenta de que en ellos vive Belén. Los belenes vivientes se multiplican y los gaditanos cada vez muestran más interés en ellos.
Antes de que la Junta estime conveniente crear el Observatorio, el Centro de Interpretación y la Agencia Andaluza de los Reyes Magos, es conveniente dejar aclarado y zanjado este capítulo de nuestra historia. Melchor, Gaspar y Baltasar venían de Arcos, Espera y Ubrique y el incienso, el oro y la mirra son mera fabulaciones que ocultan al mundo los bellos presentes que sus majestades portaban.
El Melchor arcense pensó que con 'esa pedaso reunión de pastorcillos' y hebreos, alguien tenía que llevar el capacho para picar algo. En medio del campo y con un frío que pela «yo me llevo un ajo blanco de Arcos, un buen potaje, unas boronías o incluso un gazpacho, aunque no sea época», debió de pensar. De oro andábamos ya muy cortitos por aquél entonces.
La noche estaba clara que nos iba a dar en la candela y habría que recibir bien el día, debió de pensar el segundo de los reyes, Gaspar. Con tantas palmas y baile, este espereño aportó los molletes más ricos y contundentes que se puede aportar y de camino se llevaron un buen aceite de la propia localidad y también de Algodonales, Olvera y Alcalá del Valle.
Los catalanes de esta zona, los ubriqueños, pensaron más allá de aquella noche y pusieron en las manos del niño su tesoro, una cartera de piel que «es para toda la vida», recordó el bueno de Baltasar antes de su viaje.
Y aunque la historia confundiera los serones donde portaban las cosas con jorobas, los caballos los pillaron de Jerez. No es de extrañar que esto sucediera. Ya conocemos a nuestras madres y abuelas repartiendo cantidades con las cosas de comer, imagínense cómo serían nuestras antepasadas andaluzas-tartésicas, aquellos bultos pasaban por joroba sin problemas. «Llévate una olla más de menudo que allí va a haber mucha gente y no vamos a quedar mal en el nacimiento del Cristianismo, 'shiquillo'».. «¡Ah y abrígate o no has visto el parte!, ¡que viene frío, ponte una rebequita!, ¡y aféitate o dónde crees que vas con esas barbas!»