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Los Reyes Magos adoran al recién nacido en la Cueva del Castillo de Fatetar de Espera. :: A. ROMERO.
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Cristo nace en la Sierra

Los belenes vivientes de Ubrique, El Gastor, Espera, Benamahoma, Villamartín y Bornos, entre otros, reciben un aluvión de visitantes un año más Varias localidades serranas representan ayer el nacimiento de Jesús

ANTONIO ROMERO sierra@lavozdigital.es
ESPERA.Actualizado:

Las interpretaciones que se hicieron sobre las predicciones de los mayas no estaban en lo cierto y este fin de semana era el momento de seguir con el recién estrenado invierno y adentrarse de lleno en las fiestas de Navidad. El sonido característico de la Lotería de la mañana daba pie a esa entrada y la celebración de belenes vivientes en la comarca serrana servía para adentrarse de lleno en esta celebración. El buen tiempo, unido a las anulaciones de la pasada semana, hicieron que las recreaciones gozaran de un gran ambiente y recibieran un importante aluvión de visitantes.

Espera volvió a estar a la altura a la que ha acostumbrado en los últimos años y desde primera hora las calles más cercanas a la falda del Castillo se llenaron de visitantes. A la entrada, la Asociación Espérida recibía a todos los visitantes con bellos villancicos y varios grupos de mujeres daban a probar los dulces típicos de la época. En la cueva del Castillo y la ladera del mismo decenas de espereños daban la bienvenida a los visitantes con más cánticos navideños.

En Ubrique el ambiente no desmereció al que se respiraba en Espera. Ambas localidades decidieron trasladar la celebración del Belén Viviente, tras la lluvia de la semana pasada, y ayer se demostró por qué lo hicieron. La Plaza de las Verduras volvió a ser el epicentro de esta celebración en la que el bello casco antiguo ubriqueño se convierte en el escenario perfecto para Belén de Judea. Cada rincón escondía una bella estampa navideña y cada detalle estaba cuidado al máximo.

El Gastor también volvió a dar vida al Nacimiento de Cristo y Benamahoma, la pedanía de Grazalema, celebró esta recreación por primera vez. En ambas localidades los principales protagonistas fueron los más pequeños, aunque tampoco faltaron adultos dispuestos a ayudar a que la imagen de su pueblo resaltara. Villamartín se adentró en el Coto para disfrutar de su celebración y decidió darle un toque solidario a la misma, con la recogida de alimentos para los más necesitados. Bornos aprovechó la magia del Castillo de los Ribera para dar vida a su bello y cuidado Nacimiento.