Manuel A. Noriega, en su época en el poder en Panamá. / Archivo
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'Cara de piña' espera la clemencia que nunca tuvo

El exdictador Manuel Antonio Noriega cumple un año de cárcel en Panamá tras purgar casi 22 en prisiones de EE UU y Francia

MADRID Actualizado: Guardar
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El exdictador Manuel Antonio Noriega cumplió el pasado martes un año preso en la cárcel panameña de El Renacer. El otrora ‘hombre fuerte’ del país que osó enfrentarse a la potencia imperial de EE UU ya ha purgado casi 22 años de cárcel en Estados Unidos y Francia y hoy se encuentra a la espera de que las gestiones legales de sus hijas le permitan el arresto domiciliario. Su estado de salud y su confinamiento ha encendido la polémica en el país del Canal, que ya casi había olvidado al hombre que estuvo al servicio de la CIA hasta que se descubrieron sus lazos con el cártel de Medellín. Las víctimas y sus descendientes quieren que cumpla en el país la condena de 60 años por los crímenes de la dictadura que encabezó en la década de los ochenta.

Noriega es hoy un anciano de 78 con graves problemas de movilidad y que, según el Gobierno panameño, padece hipertensión, úlcera péptica, rinitis alérgica, problemas urológicos y neurológicos derivados de un accidente vascular. Con la duda de si ha exagerado sus dolencias para presionar a las autoridades, el exgeneral ha estado casi más tiempo hospitalizado que en su lugar de reclusión: media docena de veces ha sido ingresado en el sanatorio público de Santo Tomás, varias ellas de urgencia, e internado hasta tres semanas.

Los testimonios de aquellos que compartieron el vuelo de Iberia en el que llegó a ciudad de Panamá desde París hablan de un anciano menudo que permaneció todo el viaje parapetado tras unas gafas negras y un sombrero. Nada que ver con el hombre temible del que se sospecha que estuvo detrás del accidente aéreo en el que pereció su antecesor, el mítico Omar Torrijos, y que mandó torturar y asesinar a su compadre, el mayor Moisés Giroldi, después de que en un intento de golpe este se opusiera a eliminarle. Otros nueve militares fueron asesinados tras la asonada. Sicarios de su régimen degollaron al opositor Hugo Spadafora, en 1985, de quien nunca se encontró su cabeza. Junto a la condena por estos once asesinatos, Noriega afronta juicios por una larga lista de homicidios perpetrados las fuerzas de seguridad de su Gobierno.

Militar a los 22 años

Conocido también por sus apelativos de ‘Cara de piña’, ‘Tigre’ o ‘Man’ –sus iniciales—, el militar que se convirtió en general a los 22 años sin participar en un combate quiso esgrimir en su defensa durante el juicio en Miami documentos presuntamente comprometedores para Estados Unidos, pero los jueces nunca se lo permitieron. Sí fue muy real en cambio la invasión de Panamá ordenada en 1989 por el presidente Bush padre para expulsarle del poder y las cerca de 3.000 víctimas civiles provocadas, incluida la del fotógrafo español Juantxu Rodríguez. La imagen del exdictador humillado con un mono de mecánico en un avión de carga rumbo a EE UU dieron la vuelta al mundo.

Panamá ha dejado atrás hace tiempo aquella pesadilla de violencia y postración económica, aunque algunos de los colaboradores del dictador han logrado medrar con los nuevos tiempos. El país del Canal vive un auge económico envidiable con un crecimiento del 10% y pleno empleo. Una ‘tierra prometida’ para muchos que está a punto de pasar la última página de una historia cuyos últimos detalles permanecen todavía como información sin desclasificar en Estados Unidos.