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El ministro de Finanzas chipriota, Vassos Shiarly (izda.), Luis de Guindos y el ministro portugués Vitor Gaspar, durante el Ecofin de ayer. :: GEORGES GOBET / AFP
Economia

Alemania y Francia rebajan la ambición de la unión bancaria europea

Berlín logra que el supervisor único no controle a las entidades pequeñas, y plantea retrasar más las inyecciones directas al sector financiero

IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

La UE desbroza el camino para sellar finalmente un acuerdo sobre la unión bancaria, el mayor salto en la integración del bloque desde que estalló la crisis. Los ministros de Economía de los Veintisiete, el también llamado Ecofin, ultimaban ayer un consenso que parecía inalcanzable apenas unas horas antes. El acercamiento fue posible gracias al empuje conjunto de Alemania y Francia, que lograron salvar sus diferencias tras semanas de incertidumbre. A falta de que los presidentes refrenden hoy el pacto en su última cumbre del año, el BCE ampliará sus poderes desde 2014 para convertise en paralelo en el supervisor único del sector financiero.

Alemania, que había rebajado las opciones de acuerdo hasta el último minuto, sorprendió con su tono optimista antes de que arrancara la reunión del Ecofin. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, constató la proximidad de las posturas y anticipó que el pacto estaba al alcance de la mano. «Hemos trabajado mucho», enfatizó convencido de que si quedaba algún fleco pendiente se remataría en una cita suplementaria, previa a las navidades. La seguridad del responsable germano respondía a que su país había logrado imponer la mayoría de sus tesis. Aunque la unión bancaria supone un avance histórico, el proyecto se desarrollará a la medida de Berlín y con un alcance mucho menor del estipulado.

El mayor triunfo de Alemania afecta al ámbito de actuación del supervisor único. Los socios pulían ayer los últimos detalles, pero el límite estará en los 30.000 millones de euros. Únicamente las entidades que tengan unos activos superiores a esa barrera pasarán a estar controladas directamente por la nueva sección del BCE. La decisión implica que la poderosa banca regional germana quedará en manos del vigilante nacional. Ante la presión de Francia, Italia y España, Berlín aceptó que el eurobanco tenga siempre la última palabra. Si en algún momento teme problemas en una entidad de menor tamaño, el organismo con sede en Fráncfort podrá intervenir, aunque no se ocupará de sus actividades diarias.

La barrera de los 30.000 millones se erige en el principio básico, pero también se discutía que el BCE asuma el control de las entidades con unos activos superiores a una quinta parte del PIB nacional. Incluso, se pretendía que el supervisor vigile al menos dos bancos por cada socio comunitario y a aquellas firmas con negocios en varios países. En otro gesto destinado a satisfacer a Berlín, tomaba cuerpo la posibilidad de que se pospusiera la recapitalización directa de la banca. El Gobierno germano se había comprometido a articularla junto con el supervisor centralizado, pero ahora prefiere retrasar hasta dentro dos años cualquier inyección europea para salvar a entidades sin que un país pida el rescate.

Urgencia española

El ministro de Economía, Luis de Guindos, desembarcó en Bruselas convencido de que el acuerdo no se escaparía. El titular español insistió en que el punto fundamental era que el supervisor inicie «cuanto antes» su trabajo. El Gobierno reclama desde hace meses un pacto para transmitir mayor confianza a los mercados sobre el futuro del euro, una cuestión que tira al alza de la prima de riesgo. El Ecofin manejaba principios de 2014 como fecha para la puesta en marcha del vigilante, pero no se descartaba un retraso de seis meses para dar más tiempo al BCE. Según las primeras estimaciones, la entidad tendrá que contratar a 200 expertos.

Una vez solventadas las diferencias en el seno de la zona euro, los socios se concentraron en las dudas planteadas por los países ajenos al bloque. Reino Unido y Suecia confirmaron que seguirán por su cuenta y reclamaron que se modifique el sistema de votación en la Autoridad Bancaria, el organismo encargado de la legislación del sector en el que están representados los Veintisiete.

Pese a sus dudas, el ministro británico del Tesoro, George Osborne, y su homólogo sueco admitieron que no veían «razones» para que no se cerrara un acuerdo. El pacto deberá ser ratificado por los Veintisiete. Los presidentes inician una cumbre de dos días en la que perfilarán los nuevos pasos en la integración de la moneda única. También aquí Alemania parece salirse con la suya. Los últimos datos indican que el bloque aumentará la disciplina presupuestaria a través de mayores cesiones de soberanía a Bruselas.