opinión

Las ninfas y el Carnaval

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hablar de ninfas en el siglo XXI es hablar de Carnaval. En los últimos diez años han pasado por los tornavoces laterales del escenario del Gran Teatro Falla un centenar de mujeres a quienes los miembros de un Patronato, formado en su gran mayoría por hombres, les han encargado la labor de representar a la mujer gaditana en la principal fiesta de la ciudad. Yo estoy segura que si sondeamos a mujeres gaditanas elegidas al azar y les preguntamos si se han sentido representadas por ellas, la mayoría diría que no. Y además, soy de la que pienso que a las mujeres no nos hace falta que nadie nos represente en la fiesta. ¿O acaso alguien representa a los hombres?. Simplemente la idea de representar a la mujer durante el Carnaval en un palco, con la única labor de aplaudir y bailar los tanguillos en cada uno de los descansos del Concurso, me parece algo retrógrado, pasado de moda y, en ocasiones, hasta ofensivo para mi género. Los tiempos y las costumbres siguen cambiando, en el Carnaval y en todas las parcelas de la vida, pero la figura de las ninfas sigue manteniéndose con los mismos matices que hace décadas. Creo que ya es hora de pedir a los que se encargan de organizar este concurso, que se replantee esta figura o, al menos, que se desvincule de la representación de la mujer gaditana, que creo que a estas alturas ya nada tiene que ver con quienes encarnan a las ninfas. Me parece bien que se elija a una Diosa del Carnaval, pero que lo hagan como un concurso de belleza o de sabiduría carnavalesca, en todo caso. Eso sí, si lo hacen de esta manera, tendrían que eliminar también el derecho adquirido que tienen todas las ninfas de presenciar gratis el concurso de agrupaciones. Seguramente si se eliminase este absurdo privilegio, habría muchas que renunciarían a este concurso y, en consecuencia, acabaría desapareciendo esta figura. Mientras tanto, tendremos que seguir viendo año tras año, las fotografías de medio centenar de jóvenes candidatas en los periódicos y ser partícipes de un concurso que, año tras año, hace mirar al pasado de la mujer más que al futuro que tenemos por delante.