¿Podemos evitar el despilfarro de comida?

Comedor de los Fernández. Interior. Noche. Con el sonido de fondo del discurso del Rey que trata de insuflar optimismo en tiempos difíciles, la familia se reúne alrededor de la mesa para celebrar la Nochebuena. El festín navideño comienza con un surtido de quesos e ibéricos y canapés de salmón y foie. “¡Un día es un día!”, dice el sr. Fernández, que hace meses que no prueba semejantes manjares y que además tiene alto el colesterol. La anfitriona recibe aplausos cuando presenta la fuente del marisco.

“¡No es Navidad si no hay langostinos!”, justifica. A los entrantes les sigue el asado tradicional de los Fernández, que no falta en ninguna de sus celebraciones y, a continuación, el pescado, porque a la hermana pequeña, que siempre ha sido un poco excéntrica, ahora le ha dado por no comer carne. Y por supuesto, la larga sobremesa se sostendrá sobre una bandeja repleta de turrones de media docena de variedades, mazapanes, polvorones y peladillas. (Más información en MujerHoy.com)